La OCU señala que los precios disparados en España por la inflación han hecho que las familias se vean obligadas a recortar gastos y a cambiar sus hábitos como consumidores. Los alimentos son los en que más se ha sentido: compran menos carne y pescado y se vuelcan más a las marcas blancas y a productos en oferta. Por lo tanto, se come peor.
Estos datos surgen de la última encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios realizada a los consumidores de España para analizar el impacto que la inflación está teniendo en la calidad de vida de los ciudadanos. Los encuestados que dicen tener dificultades económicas aumentó del 23% hace ocho meses al 35% en la actualidad.
¿Qué hábitos modificaron los españoles?
El estudio de la OCU deja claro que los españoles han tenido que recortar sus gastos para llegar a fin de mes. Muchos de ellos, un 37% reconoció que tuvo que recurrir a los ahorros o bien, a pedir prestado dinero a los familiares o amigos para poder pagar préstamos. Según los datos de la encuesta los consumidores cambiaron sus hábitos de consumo para bajar el gasto en rubros en donde los precios se dispararon, como la luz, los alimentos, el ocio o actividades sociales, vacaciones, ropa y complementos, movilidad, deportes, educación y cuidado de la salud.
Gasto en energía
El 93% de los encuestados ha señalado que ha cambiado sus hábitos para reducir la factura de luz, por ejemplo, respondieron que están más pendiente de apagar las luces, usar menos la calefacción, evitar el ‘stand by’ de los dispositivos y desconectándolos. Algunos optaron por cambiar de compañía eléctrica o pasándose al mercado regulado. Un 12% se volcó a comprar aparatos más eficientes e invertir en el aislamiento de sus viviendas.
Los cambios en la cesta de la compra
El 90% de las personas encuestadas por la OCU ha reconocido que modificó la forma de comprar los alimentos. La mayoría se ha decantado por productos más baratos que muchas veces inciden negativamente en la calidad de la dieta.
Por ejemplo, el 69% señala que compra más productos que están en oferta y un 66% que buscan más alimentos de marcas más baratas como las blancas y un 58% ha quitado de la cesta productos como dulces, aperitivos o alcohol.
El 32% señala que compran menos carne o pescado por el incremento que han tenido en los precios y que han aumentado el consumo de productos que tengan una fecha de caducidad larga como harinas, azúcar, conservas.
El 18% reconoce que también han disminuido el gasto en fruta y verduras. El 23% reconoce que en general, compra menos comida. En cuanto al ocio, viajes, vacaciones o actividades sociales o culturales el ajuste ha sido mucho mayor, y entre un 33 y 39% reconoce que ha recortado el gasto, el deporte
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