Cuando una persona deja de hablarte tras una discusión, puede estar relacionado tanto con la gestión de sus propias emociones, como con las dificultades que tenga a la hora de afrontar conflictos. Es otra de las tantas actitudes que estudia la psicología y que tiene una respuesta para ello, como pasa con las personas que difunden noticias falsas, o mirar la pantalla de bloqueo del móvil cada 5 minutos.
Según Emma Trilles Layunta, psicóloga especializada en gestión emocional, tal y como recoge ‘Infobae’, la decisión de recurrir al silencio suele responder a “sentimientos de decepción, dolor, ataque o traición”.
Sin embargo, también señala que, en muchos casos, la percepción es subjetiva y puede depender de diferentes factores psicológicos, como la inseguridad, la incapacidad para resolver problemas de forma asertiva o la tendencia a la manipulación emocional. “En algunos casos, se trata de una reacción automática ante la incapacidad de afrontar el conflicto, más que de una estrategia deliberada”, apunta.
Dos tipos de personalidades que utilizan el silencio
Uno de los principales motivos para optar por el silencio después de una pelea es el deseo de evitar que la disputa vaya a más. Con esta actitud, la mayoría busca dar tiempo a que la otra persona se enfríe y así poder retomar la conversación más adelante en un ambiente más calmado. Es decir, en estos casos, el silencio actuaría como medida de contención.
Sin embargo, también existen personas que utilizan el silencio como herramienta de manipulación, con el objetivo de que la otra persona reflexione sobre su comportamiento durante el tiempo que dura el silencio. Esta actitud puede tener consecuencias negativas en la relación, generando culpabilidad y frustración, además de debilitar la confianza entre ambos.
Qué impacto tiene el silencio tras una pelea
El silencio prolongado tras un conflicto puede provocar en la otra persona sentimientos de culpa, incomodidad y decepción, al percibir la actitud del otro como una falta de interés para resolver la situación. Este distanciamiento puede minar la confianza en la relación, sobre todo si se convierte en un patrón recurrente.
Para superar este tipo de actitudes, se requiere trabajar en la comunicación asertiva. Los expertos recomiendan buscar el momento adecuado para retomar el diálogo y expresar de manera sincera cómo ha afectado el silencio y cuáles han sido las emociones que han experimentado durante la discusión y el silencio.
