Es una historia de superación. Mohamed Saliou (Moha) tenía 15 años cuando decidió que la mejor opción en aquel momento de su vida era subirse a una patera. Solo y sin apenas recursos, se lanzó al mar Mediterráneo en busca de un futuro que, su país, Guinea Conakri, le negaba. Hoy, seis años después, trabaja en un hospital de la provincia de Almería y se prepara para acceder a la universidad, decidido a cumplir su sueño de convertirse en médico y ayudar a los que más lo necesitan.
“El que no arriesga no gana, y por eso decidí emprender ese viaje tan peligroso para buscar un futuro mejor. Porque nadie elige dónde nace”, resume así Moha la decisión más difícil de su vida durante una entrevista para NoticiasTrabajo.
Un trayecto sin agua y sin comida donde solo se habla de “miedo”
Moha, consciente de la peligrosidad del trayecto, relata que pasó un día entero en el mar “sin agua y sin comida”. Ninguno de los que iban en la patera quería hablar de lo que podía pasar.
“En la patera nadie habla de gran cosa, solo se habla de miedo. Fue infernal. Lo peor es que no sabes cuándo vas a llegar al destino. Cada uno reza por sí mismo hasta que llegamos”.
Cuando el joven migrante pisó tierra española, recuerda que lo único que sentía era alivio y se repetía una y otra vez que “tanto sufrimiento había merecido la pena”. Pero el siguiente reto para el joven fue empezar de cero en otro continente, aprender un idioma que desconocía, integrarse en un sistema educativo diferente y enfrentarse a una realidad que no estaba hecha para él.
Sin embargo, y a pesar de necesitar un traductor para poder integrarse, se negó y decidió aprender el idioma por su cuenta. En el centro de menores del municipio almeriense de Padules, le asignaron una plaza en el instituto, donde cursó tercero y cuarto de la ESO. Posteriormente, estudió para auxiliar de enfermería y, tras las prácticas, le ofrecieron trabajo en el propio hospital.
Romper las barreras del racismo
A pesar de todo su esfuerzo, el color de su piel sigue marcando diferencias. “Es muy raro ver a una persona negra trabajando en un hospital”, explica Moha sin rodeos, aunque asegura que no por ello ha dejado de formarse: estudia prótesis dental y prepara la selectividad con la mirada puesta en Medicina o Enfermería.

“En mi país hay gente que muere sin tener asistencia sanitaria porque no tienen dinero”, relata poniendo en valor que fue ese sentimiento el que le movió para estudiar algo que estuviera relacionado con la rama sanitaria.
Ahora quiere demostrar, con su ejemplo, que la integración real es posible y que la formación abre puertas incluso a quienes se la han jugado todo para llegar aquí. “La empresa necesita gente que tenga ganas de trabajar y si alguien tiene ganas de trabajar, va a llegar a todo”, defiende.

