La inminente reforma laboral impulsada por el Gobierno de coalición PSOE y Unidas Podemos tiene en vilo a las empresas. Mientras que Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social, y Nadia Calviño, al frente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, debaten entre si derogar o modernizar, perfilan además cómo de agresivo será el nuevo mercado laboral en España a partir del próximo 1 de enero de 2022.
El mundo empresarial ya barrunta alternativas para minimizar los efectos en sus cuentas y anticiparse a la rigidez que se viene: se prepara un plan de ajuste, con posibles recortes y despidos inminentes, y se están paralizando todos los movimientos en plantilla.
"La incertidumbre es la peor enemiga de los negocios. Lo que necesitamos son certezas sobre el contenido de la reforma que se pretende poner en marcha, no mensajes ambiguos y muchas veces contradictorios”, piden desde las empresas, al tiempo que alertan de efectos contraproducentes: "Si lo que quieren es reducir la temporalidad, con este modus operandi lo único que van a conseguir es favorecerle, porque se van a tomar decisiones muy cautelosas, por lo que pueda venir".
El temor al despido por la reforma laboral de 2021
Una ola de incertidumbre generalizada que ha instaurado el terror en los empleados y, sobre todo, en las pequeñas y medianas empresas (pymes), los colectivos más vulnerables tras dos años de pandemia del COVID-19 y sus estragos en el entramado laboral.
A este panorama se añaden problemáticas como la reforma de las pensiones, el posible aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social y de impuestos, el sobrecoste en materias primas y energía, así como del Índice de Precios al Consumo (IPC).
Retroceso en la flexibilidad interna
"Al final, al que se cargan es al que utilizan de excusa: al trabajador. Ya verá cómo se queda en la calle y con un período de paro mayor del razonable", avanzan desde una gestoría al respecto, sobre el endurecimiento del marco legislativo laboral que contempla la próxima reforma laboral, en pleno proceso negociador.
La limitación a la temporalidad y a la subcontratación y externalización de servicios, además de la prevalencia de los convenios colectivos no son el único vagón del terror para muchas empresas. También la autorización administrativa de los ERE y los cambios en el modelo de modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo.
Pero sobre todo, las indemnizaciones por despido y la recuperación de los 45 días, que va a dotar de extrema rigidez interna a las empresas en el peor momento, justo, como reclaman los expertos, cuando se necesita todo lo contrario en pleno proceso de recuperación.
La reforma laboral y el jaque mate a las pymes
De momento, los sucesivos ERTE y los créditos ICO solicitados durante la pandemia han tapado el bosque que ahora se empieza a ver. Y la reforma laboral lo haría incluso más frondoso, amenazando, sobre todo a las pymes, las más expuestas por disponer de menos recursos. El Banco de España no solo ha alertado de problemas de liquidez, sino incluso de solvencia.
"Una reforma laboral dura que introduzca rigidez en el mercado no solo supondría la sentencia de muerte para muchas empresas sino que perjudica considerablemente la creación de empleo", avisan desde la patronal, que citan tres los aspectos empresariales a cotejar antes de contratar: el coste laboral, el ciclo económico y la productividad.
Al respecto, desde CEOE consideran inaceptable la subida de cotizaciones. Así como aluden a estar en plena recuperación económica, pese a que el Gobierno insista en ver más brotes verdes de los que atisba, por ejemplo, el Banco Central Europeo, y que la productividad es todavía muy lejana a la prepandémica.
"No es de recibo mantener durante dos años con esta incertidumbre a los pequeños y medianos empresarios y a los autónomos. Se encuentran en medio de una nueva crisis que les está azotando con violencia y tienen que tomar medidas sin saber cuál es su horizonte próximo" Llueve sobre mojado, afirman los expertos económicos, sobre estos colectivos, que penden de un hilo. “Veremos qué pasa con los trabajadores que siguen en ERTE y si es probable que se empiecen a tomar medidas de despidos cuanto antes, acogiéndose a los criterios que rigen en este momento y que conocen perfectamente".
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