Son muchas las profesiones donde los empleados deben llevar ropa de trabajo específica o uniformes. Por ejemplo, los trabajadores de la hostelería, la sanidad o dependientes de multinacionales, siendo el caso más recurrente el de las franquicias de comida rápida. La obligación de portar esta vestimenta es de lo más común, por lo que es lógico que estos empleados puedan preguntarse qué dice el Estatuto de los Trabajadores sobre la ropa de trabajo.
Qué establece el Estatuto de los Trabajadores sobre la ropa de trabajo
El Estatuto de los Trabajadores, la guía básica que recoge los derechos laborales y deben respetar todas las empresas, no explica nada en referencia a la ropa de trabajo. De hecho, no existe ninguna normativa jurídica específica. Lo que sí se estipula a modo general, aunque no se especifique ni en el estatuto ni en otra norma, es que el empresario debe correr con los gastos en caso de que sea obligatorio llevarla para el desempeño de la actividad laboral.
Del mismo modo, es obligación de los empleados conservarla en buen estado y mantener su limpieza, como se haría con cualquier otro material de trabajo, como puede ser un teléfono de empresa o un ordenador. Como no existe una orden que aborde esta temática, la legislación laboral sobre ropa de trabajo se suele establecer en el propio contrato de trabajo o en los convenios colectivos de aplicación. Será a estos donde los trabajadores tendrán que acudir, por ejemplo, para saber si tienen que devolverla finalizada la relación de trabajo.
¿Existe legislación para los equipos de protección?
Aunque no se recoge en el Estatuto de los Trabajadores, el Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección individual, sí que establece cuáles son las obligaciones de las empresas y sus empleados respecto al material de protección.
En el artículo 3, se establecen las del empresario, explicando que estos deben “determinar los puestos de trabajo en los que deba recurrirse a la protección individual [...] y precisar, para cada uno de estos puestos, el riesgo o riesgos frente a los que debe ofrecerse protección, las partes del cuerpo a proteger y el tipo de equipo o equipos de protección individual que deberán utilizarse”.
En este sentido, continúa exponiendo que las empresas deben elegir los equipos de protección individual, “manteniendo disponible en la empresa o centro de trabajo la información pertinente a este respecto y facilitando información sobre cada equipo” al igual que deben “proporcionar gratuitamente a los trabajadores los equipos de protección individual que deban utilizar, reponiéndolos cuando resulte necesario”.
Por su parte, los trabajadores también tendrán que cumplir una serie de obligaciones. En primer lugar, deben “utilizar y cuidar correctamente los equipos de protección individual”, así como “colocar el equipo de protección individual después de su utilización en el lugar indicado para ello” e “informar de inmediato a su superior jerárquico directo de cualquier defecto, anomalía o daño apreciado en el equipo de protección individual utilizado que, a su juicio, pueda entrañar una pérdida de su eficacia protectora”.
Sobre este ámbito, también se podría interpretar el artículo 19 del Estatuto de los Trabajadores sobre la “Seguridad y Salud en el trabajo”, donde se expone que “el trabajador, en la prestación de sus servicios, tendrá derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo”.
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