En un momento en que el acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los principales problemas sociales de España, con precios de alquiler en máximos históricos y una oferta pública escasa, el economista Santiago Niño Becerra ha analizado en una entrevista exclusiva para NoticiasTrabajo las causas estructurales del fenómeno y las posibles vías para revertirlo.
Niño Becerra considera que el problema estructural de la vivienda en España radica en la escasez de oferta frente a una demanda creciente, ya que “la oferta es mucho menor que la demanda”. El catedrático en Economía advierte de que el país “ha hecho mucha vivienda de protección oficial”, pero “no orientada al alquiler, sino a la venta, con periodos de protección muy bajos”. Según explica, esa estrategia provocó que, una vez finalizada la protección, las viviendas se incorporaran al mercado libre, lo que contribuyó a incrementar la especulación inmobiliaria.
Ciudades nuevas como única solución estructural
El economista defiende que la única vía “lógica” y a largo plazo para resolver el problema de la vivienda en España sería construir nuevas ciudades planificadas desde cero. No se trataría de construir más edificios en zonas ya saturadas, sino de desarrollar núcleos urbanos completos, con infraestructuras, movilidad y servicios diseñados de forma integral.
Como ejemplo, citó el modelo británico. Según explica, en Reino Unido “ya han construido una ciudad nueva, ciudades de 25.000 o 30.000 habitantes en espacios vacíos, totalmente planificadas desde cero, con sistemas de movilidad nuevos”.
Expropiar el uso de viviendas vacías
Niño Becerra también comentó una propuesta lanzada por la exministra Irene Montero, consistente en expropiar el uso de las viviendas vacías manteniendo la propiedad privada. “Una persona tiene una vivienda vacía, que no la usa, ni la quiere alquilar ni vender; perfecto. La propiedad sigue siendo suya, pero el Estado le expropia el uso”, describe. “El alquiler va a ser para usted, porque la vivienda es suya, pero el alquiler lo va a fijar el Estado”, añade.
El catedrático señala que una medida de este tipo podría ayudar a aliviar el déficit habitacional, aunque reconoce que no sabe “hasta qué punto eso es factible legalmente”. Niño Becerra aprovecha para recordar que “en España hay entre 1,2 y 3 millones de viviendas vacías, según cómo se cuente”.
Preguntado por la existencia de especulación inmobiliaria, responde con rotundidad: “Evidentemente, por favor”. Explica que en ciudades como Barcelona “hay castings de inquilinos”, donde “una persona quiere alquilar un piso y le hacen un casting a ver si cumple o no cumple” y seleccionan a los arrendatarios según su perfil económico. Además, según indica, algunas personas llegan a ofrecer más dinero con tal de asegurarse un piso o adelantar posiciones en las listas de interesados.
Critica el bono alquiler joven
En relación con el bono alquiler joven, Niño Becerra considera que “es un error” porque, a su juicio, no aborda el origen del problema. Para el economista, la medida es insuficiente y está mal enfocada, y defiende que la prioridad debería ser construir vivienda pública y asequible, en lugar de destinar fondos a ayudas temporales.
Según explica, el bono supone “tapar un agujero” y no una solución estructural, ya que se limita a dedicar “unos cuantos millones” que permiten al Gobierno “salir en los periódicos y hacerse la foto”, pero sin resolver el fondo de la crisis habitacional.
Las críticas del economista se producen mientras el Ejecutivo ha anunciado recientemente nuevas iniciativas para mejorar el acceso a la vivienda, entre ellas el compromiso de movilizar 81.000 viviendas de alquiler asequible y un plan con 12 medidas para mejorar el acceso a la vivienda, con especial foco en los jóvenes.
Una teoría sobre la okupación de viviendas
Por último, el economista aborda también la cuestión de la okupación de viviendas, sobre el que ofreció una “teoría personal” sobre su persistencia. Según explica, el fenómeno se tolera parcialmente porque el Estado carece de recursos y alternativas habitacionales para quienes no pueden acceder a un hogar: “La ocupación, entre comillas, se permite porque hay un problema irresoluble de vivienda”, afirma.
Niño Becerra recuerda que “en España se ha estimado que hay entre 94.000 y 97.000 viviendas okupadas” y que desalojar a esas personas, rehabilitar los inmuebles y reintroducirlos en el mercado supondría un coste elevado. Añade, además, que muchos de los ocupantes se amparan en el artículo 47 de la Constitución que reconoce el derecho a una vivienda digna, lo que dificulta una solución inmediata.

