La cuenta corriente es la herramienta para administrar la economía de las familias en España. En ella se ingresan las nóminas, pero también se usa para pagar recibidos como la factura de la luz, el agua o el gas. Aunque pueda parecer más simple tener todo nuestro dinero y gastos en una misma cuenta, no es lo que recomienda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Lo que aconseja es tener una cuenta con el dinero suficiente para gestionar los gastos mensuales e imprevistos como puede ser una multa de la DGT.
Si eres de esas personas ‘hormiga’ que ahorra poco a poco con todo lo que puede, irás viendo como proporcionalmente tu cuenta va aumentando con los meses. Y ahí entra la advertencia de la OCU: no se debe superar cierta cantidad. Avisan de ello de forma clara: “las cuentas corrientes no son el mejor sitio para mantener nuestros ahorros, ya que prácticamente ninguna entidad las premia con intereses”.
Todos los expertos económicos coinciden en lo mismo: nunca hay que poner todos los huevos en la misma cesta. Sí conviene tener una “reserva de liquidez”, un pequeño fondo con el que se pueda contar en caso de imprevistos, como puede ser el pago de una multa o una avería. Ahora, tampoco se debe pecar de prudentes. No solo porque no es rentable, sino por los peligros que conlleva, como puede ser que todo tu dinero quede comprometido por quiebra o insolvencia de la entidad o, en caso de que bloqueen la cuenta, quedarte sin capital y sin la posibilidad de realizar ninguna operación.
El límite de dinero que no se puede superar en la cuenta
Después de todo lo anterior, ¿qué cantidad se debe tener entonces en la cuenta del banco? Para la OCU lo “prudente” es tener el equivalente a tres meses de salario. Pero cuidado, porque tampoco nos podemos ir al lado contrario: si el saldo disponible es demasiado bajo, el banco podría cobrar comisiones si se llega a números rojos. Una situación a la que es relativamente fácil llegar, más en el contexto económico actual, donde un cargo inesperado puede provocar llegar con el agua al cuello a final de mes.
Si no se puede rebasar este límite, la siguiente pregunta que hay que hacerse es saber dónde y cómo invertir el dinero ahorrado. No hay una respuesta exacta, dependiendo de si se tratan de ahorros a corto o largo plazo. ¿Sabes cómo diferenciarlos? Lo explicamos:
- Ahorros a corto plazo: es el dinero del que puedes prescindir por un año (12 meses). En este caso, se puede invertir en un depósito a un plazo de un año. No obstante, hay que tener en cuenta que algunos depósitos no permiten la cancelación anticipada. O, si lo hacen, se podría perder la rentabilidad acumulada.
- Ahorros a largo plazo: es el dinero que no se necesita tocar en los próximos 5 años o, en un escenario más ideal, en 10 años. Permite obtener una mayor rentabilidad, aunque habrá que asumir que, durante algunas temporadas, podrá haber pérdidas. Por ello conviene ponerse en manos de asesores financieros, pues son productos (como las acciones) que requieren tener conocimiento.
Nunca hay que tener más de 100.000 euros
Desde la OCU establecen otro límite: si los ahorros superan los 100.000 euros en cuentas y depósitos, se deben repartir en distintas entidades bancarias de la zona euro. ¿El motivo? Volvemos a lo anterior: el banco podría declararse insolvente o quebrar. Actualmente, el Fondo de Garantía de Depósitos solamente cubre hasta 100.000 euros por titular si se dan alguna de estas dos situaciones.
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