Obligado a tomar la iniciativa por el espinoso contexto económico, en mitad de la recuperación de las secuelas de la pandemia y sorteando los efectos de la inflación y la guerra sin tregua en Italia, el Banco Central Europeo (BCE) está reingresando el dinero de Alemania, Países Bajos y Francia a Italia y España con tal de contener las primas de riesgo. Además, lo está haciendo sin ningún tipo de condicionante.
La prima de riesgo es el sobrecoste en la financiación que asume un país cuando acude a los mercados internacionales a buscar dinero con respecto al bono alemán a diez años. Alemania es el estado más solvente de Europa, por tanto, se toma como referencia. Es decir, se le considera como el avalista de la eurozona, o el pagador más seguro. Por tanto, el objetivo es evitar que aumente la diferencia ente el interés demandado a la deuda respecto a la alemana.
Y el máximo organismo monetario europeo, el que orquesta la política monetaria continental, lo está logrando sin crear dinero. Es decir, reinvirtiendo dinero fabricado anteriormente y que llega del vencimiento de los bonos de deuda de las naciones más al norte, más saneadas económicamente.
Alemania, Países Bajos y Francia, Los ‘donantes’ de España
Ese dinero se inyecta en los países del sur de Europa, los que sufren más el encarecimiento y endurecimiento generalizado de la financiación, tras la primera subida de los tipos de interés oficiales, de 0,5%. Habrá otra, aún sin concretar, en septiembre.
De esta manera, con Alemania, Países Bajos y Francia como ‘donantes’, permite que el coste de financiación de países más endeudados como Italia, España, Portugal o Grecia, sea más cara. Lo que se denomina evitar la fragmentación del mercado. Así, está consiguiendo endurecer las condiciones de financiación para parar la inflación sin perjudicar a los más vulnerables fiscalmente.
Asimismo, está repitiendo la estrategia que usó para ayudar a los países en pleno boom del Covid-19: clausurar los programas de compra de bonos con los que ha ‘fabricado’ dinero durante años para garantizar la demanda de la deuda de los Estados, empresas y hogares.
Recelo de los ‘donantes’
“La primera línea de defensa”, como nombró el propio BCE a esta estrategia de reinversión, está funcionando. Por ejemplo, en España, la prima de riesgo se ha relajado tras el pico sufrido en junio, con la amenaza de corte del suministro de gas ruso. Pero hay incertidumbre porque todo esto podría no ser suficiente. Además, los países más aplicados fiscalmente podrían considerar que el BCE está abusando de su flexibilidad.
Para ello, el BCE se guardó como as en la manga una segunda ‘línea de defensa’: que sí implica condicionalidad, el TPI (Instrumento para la Protección de la Transmisión de la política monetaria). Esto le permitiría crear dinero y comprar deuda de un país concreto siempre que cumpla ciertos requisitos.
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