Aunque al verano aún le quedan unas semanas, son muchos los que ya terminan sus vacaciones y se preparan para la vuelta al cole este septiembre. Entre ellos los okupas de viviendas, que ven en la temporada de otoño la oportunidad perfecta para apropiarse de una casa que no les pertenece.
Al igual que durante el verano algunos okupas aprovechan que los propietarios de los inmuebles abandonan sus residencias para irse de vacaciones, en otoño la situación se revierte. Muchos de los dueños de segundas residencias vacacionales las dejan y vuelven a la rutina en su vivienda habitual.
Quedan entonces las segundas residencias vacías, lo que las hace un blanco fácil para ser okupadas de forma ilegal. En el caso de estas viviendas, el proceso para echar los okupas se alarga y dificulta en comparación con el de primeras viviendas, llegando los tiempos medios de desalojo a los 20,5 meses según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de 2022.
Cómo proceder en caso de que okupen tu vivienda
Son muchos los propietarios que sienten preocupación ante la posibilidad de que sus viviendas se okupen de forma ilegal. De hecho según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), 1 de cada 4 cree que la probabilidad de que ocurra es media o alta.
Si esto sucede, los propietarios tendrán que actuar con rapidez y es que la policía solo podrá actuar en un plazo no mayor a 48 horas desde que se produzca el allanamiento. Una vez que pase este tiempo el proceso se complica, por este motivo los okupas suelen escoger segundas residencias.
Otra forma común, que suele darse cada vez más, es la relacionada con el concepto de ‘inquiokupa’ es decir un inquilino que vive de alquiler en la vivienda, y que o bien deja de pagar o cuando finaliza su contrato se niega a abandonar la propiedad.
Para poder echarlo, al igual que a otro tipo de okupas, el propietario de la vivienda deberá iniciar un proceso de desahucio, y esperar a que un juez lo admita a trámite para empezar el proceso.
Cómo prevenir que los okupas se apropien de una vivienda
En el caso de las segundas residencias, que es en las que se pone el foco durante el otoño, suele ser más complicado revisar de forma asidua la propiedad en muchos casos.
No obstante conviene ir a visitarla habitualmente de forma personal, o si se tiene, recurrir a algún vecino o familiar cercano que lo haga.
Aumentar la seguridad también puede ser una medida disuasoria contra los okupas, por lo que es conveniente proteger la vivienda con cerraduras extra, alarmas, e incluso un seguro antiokupas como prevención.
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