Aunque la mayoría de las personas están esperando la llegada del verano para irse de vacaciones, cada vez son más lo que optar por elegir otras fechas. No coger vacaciones en verano se ha convertido en una tendencia más habitual de lo que parece en España, y este comportamiento despierta cada vez más interés entre psicólogos y sociólogos, ya que difiere de la idea tradicional de que coger las vacaciones en épocas de calor es sinónimo de bienestar.
Fuentes especializadas en psicología, como ‘Psicología y Mente’, el no querer coger las vacaciones en verano tiene una explicación desde el punto de vista psicológico y está relacionada con diferentes factores que afectan al estado de ánimo y la percepción del ocio en esta época del año.
Uno de los principales motivos por los que algunas personas no se sienten cómodas durante las vacaciones estivales es el trastorno afectivo estacional (TAE) en verano. Este fenómeno puede alterar el bienestar emocional justo en el momento en que se espera disfrutar más del tiempo libre.
Qué es el trastorno afectivo estacional en verano
Los expertos señalan que el trastorno afectivo estacional es una alteración emocional asociada a los cambios climatológicos, especialmente en horas de luz y temperatura, que afectan a los biorritmos del organismo. Esta puede provocar síntomas depresivos que, al llegar el verano, hacen que las personas experimenten desmotivación, cansancio, incapacidad para disfrutar y dificultades para mantener el ánimo positivo.
Ante todos estos cambios, el cuerpo humano responde con ajustes hormonales y de hábitos, pero hay ocasiones en los que estos se desajustan, lo que provocan que las personas sea más vulnerable a alteraciones emocionales.
Este trastorno no solo se relaciona con cambios de luz o cuestiones ambientales, también influye el cambio de hábitos que se suele tener en vacaciones, como el aumento del tiempo libre, romper la rutina diaria o tener más relaciones sociales de lo normal.
Cómo se manifiesta el trastorno afectivo estacional en verano
Según los especialistas, las personas que no disfrutan de las vacaciones en verano pueden presentar diferentes señales asociadas a este trastorno:
- Desgaste de la autoestima: compararse con quienes sí disfrutan intensamente del verano puede generar frustración, culpa o vergüenza, reforzando una visión negativa sobre uno mismo.
- Cansancio persistente: sentirse agotado sin motivo físico aparente, y con falta de energía para realizar actividades de ocio.
- Dificultad para organizar el tiempo libre: no tener obligaciones puede hacer que la persona se sienta agobiada y tenga problemas para planificar sus días.
- Falta de motivación: pérdida de interés por actividades que normalmente resultan atractivas, optando por rutinas pasivas como ver la televisión o permanecer en casa.
- Cambios de humor: irritabilidad, malestar y altibajos emocionales, que pueden dificultar las relaciones sociales y familiares.
Problemas para dormir: los cambios en la exposición a la luz y la alteración de horarios pueden provocar insomnio o sueño poco reparador, agravando el malestar general.