Los conflictos entre vecinos no solo se dan cuando se viven en una comunidad de vecinos, las casas adosadas también provocan vecinales, sobre todo en lo que a plantas se refiere como ejemplo cuando tapan las vistas al mar, o por la instalación de una jardinera para las plantas. Y justo esto es lo que le ha pasado a una viuda de 74 años, que ha sido denunciada por su vecino por instalar una de estas en su jardín, alegando que “eclipsa su privacidad” porque la anciana “pasa horas cuidando sus plantas”.
Según informan desde ‘Daily Mail’ tras la instalación de la jardinera, la familia ha recibido una notificación del ayuntamiento por las quejas de un único vecino que denunciaba que la jardinera “eclipsa su privacidad” porque Jane “pasa horas cuidando sus plantas”, que “causó interrupciones en el estacionamiento en la calle” cuando se instaló, que se ha convertido en “un refugio para gatos que lo utilizan como caja de arena” y que “los gatos ahora pelean por la noche provocando un ruido excesivo”. Además, la describían como una “monstruosidad horrible”.
Por esta denuncia, y para cumplir con la normativa urbanística local, la anciana se ha visto obligada a contratar a un arquitecto para obtener un permiso de obras, algo que ha sido recibido con incredulidad por sus familiares. “Nada de lo que se dijo era verdad: todo fue inventado. La jardinera está en el jardín de mi madre, en su terreno. No puede afectar ni afecta a nadie. Es muy difícil de creer. Es gracioso, pero a la vez ridículo. Solo tiene algunas plantas, flores y algunos adornos”, explicaba su hijo al medio.
El ayuntamiento finalmente le ha concedido el permiso para mantener la jardinera
Pese a las quejas de su vecino, finalmente, el ayuntamiento le ha dado la razón a la anciana y ha confirmado que la jardinera, que mide 7 metros de largo por 0,9 de ancho y 0,8 de alto, no afecta a la estética de la zona ni a la convivencia.
La resolución oficial fue clara, “la jardinera elevada, aunque visible, no resulta inadecuada para el entorno del jardín y no es perjudicial para el carácter y la apariencia de la casa ni para el carácter y la apariencia del Área de Conservación de Aberlady”.
Desde entonces la viuda puede seguir cuidando sus plantas, pero sus familiares y vecinos se muestran incrédulos a que algo tan insignificante como la colocación de una jardinera en una parcela privada haya desencadenado un trámite burocrático tan desproporcionado.

