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Una guineana que lleva varios años en España: “antes de venir me hubiera gustado saber sobre los derechos de los empleados y a dónde van mis impuestos”

Egolissa, ecuatoguineana que vive en Tarragona, desmonta en una entrevista los mitos de las facilidades de vivir en España si vienes de África o del extranjero.

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Una guineana que lleva varios años en España: “antes de venir me hubiera gustado saber sobre los derechos de los empleados y a dónde van mis impuestos” |YouTube (EYAMAA)
Fernando García Ferrer
Fecha de actualización:
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Muchos creen que venir a España es tocar el cielo, pero Egolissa, una joven ecuatoguineana afincada en Tarragona, lo tiene claro: “No todo es como lo pintan”. Entre trabajos precarios, el muro del idioma y la presión de mantener a la familia en África, su historia recogida en una entrevista en el canal de youtube EYAMAA, desmonta más de un mito sobre la vida en nuestro país.

Cuando Egolissa llegó a España, lo hizo siguiendo los pasos de su madre, que llevaba 15 años trabajando aquí. Como tantas familias, pensaban que mudarse era sinónimo de futuro asegurado. “Mi madre dijo: ‘Mejor traerla aquí a tener un futuro’”, cuenta. Pero nada fue tan sencillo.

Si pudiera elegir, confiesa, “no hubiese elegido venir a España”. No porque odie el país, “es bonito, la comida es buena”... sino porque “en España realmente crecer cuesta muchísimo. No es como Estados Unidos o Alemania, donde hay más oportunidades. Aquí, sobre todo si quieres ser autónomo o emprendedor, lo tienes superdifícil”, explica la joven mientras asegura que en Guinea Ecuatorial “es fácil destacar”.

Hubiera preferido irme a Estados Unidos, que sí tiene su parte psicópata, pero sí hubiese preferido las ventajas que tiene Estados Unidos. España es un país libre, cierto, pero últimamente se está volviendo más comunista que nada y yo prefiero el capitalismo al comunismo.

El sueño europeo tiene letra pequeña. Y Egolissa, como miles de migrantes, lo sabe de primera mano.

El primer trabajo viene con engaño

Lo primero que le sorprendió fue lo fácil que es caer en trampas laborales siendo extranjera: “Yo creo que a todos los ecuatoguineanos o extranjeros nos ha pasado aquí… en el primer trabajo siempre te engañan. Alguna cosa que deberías haber firmado y no lo has firmado, o derechos que ni conoces”.

Por eso, su primer consejo para cualquiera que piense en mudarse es claro: “Me hubiera gustado saber sobre los derechos de los empleados y a dónde van mis impuestos.” Y sobre los impuestos, añade: “En España, si decides ahorrar tu dinero, lo estás perdiendo. Aquí si algo te cae del cielo, seguro te lo van a cobrar después.”

Catalán obligatorio, aunque no sepas

Otra barrera inesperada para Egolissa fue el idioma. No el español, sino el catalán. La joven se encontró con que, aunque lo entiende, no sabe escribirlo. “Llegar aquí y descubrir que todo estaba en catalán fue uno de mis problemas principales. Vas al sistema educativo y tienes que hablar y escribir 100% en catalán. Incluso con justificante, me obligaban a escribirlo”, explica.

Y no es solo en clase. En hostelería, también: “Me ha pasado atendiendo personas que me dicen: ‘Per què no parles català? (¿Por qué no hablas catalán)’ Aquí si no hablas catalán, tendrás menos oportunidades que los que sí lo hablan”.

Pero si el catalán le complicó la vida laboral, también le fue difícil acostumbrarse al español de la calle: “La forma de hablar de los españoles es totalmente diferente. Llego aquí y me cerró muchísimo no entender ciertas palabras… Si no sabes expresarte como los jóvenes aquí, te cierras muchísimo.”

Egolissa reconoce que al principio intentó mantener la forma de hablar de Guinea Ecuatorial, incluso pensando que podía “dejar aquí su esencia”, como hacen dominicanos o colombianos con sus expresiones propias. Pero la realidad fue otra: “Me he dado cuenta de que eso era una tontería. Entre amigos sí, pero fuera de ahí, tienes que adaptarte. Aquí hablas de una forma y en Guinea de otra, porque si no te acusan de ‘haber cambiado’, de haberte ‘españolizado’”, se sincera.

Racismo y prejuicios

Además, la joven denuncia el racismo que ha vivido en estos años en España: “Las personas te menosprecian por tu color de piel. Y a veces no es ni por eso, sino simplemente por ser extranjera”. Egolissa aprovechó para desmontar ese tópico de que los africanos “siempre piden ayudas”:

Hay muchos prejuicios en cuanto a los extranjeros de África que venimos aquí, sobre que siempre pedimos ayuda, siempre hacemos tal, siempre hacemos lo otro. Y tengo que decir que yo jamás pediría ayuda porque es una cuestión de integridad. Prefiero trabajarme las cosas por mí misma, no pedirle nada al gobierno.

El mito de la vida fácil en España

En Guinea Ecuatorial, muchos creen que en España “el dinero cae del cielo”, pero la realidad es otra: “Eres mileurista, tienes un alquiler de 450€, te quedan 550€. De ahí tienes que pagar comida, luz, gas, impuestos… Y aun así, la familia te pide que envíes dinero”, explica la Egolissa.

Su madre, también migrante, manda el 90% de su sueldo a Guinea. Y si un mes no lo hace, recibe reproches. “El ecuatoguineano es muy egoísta, no sabe valorar nada. Yo, por ejemplo, no envío. Prefiero ahorrar, invertir, buscarme un futuro mejor. Y eso molesta”, confiesa.

Aun así, Egolissa destaca lo que sí le gusta de la vida en España, entre lo que se encuentra la posibilidad de estudiar y formarse sin límites, aunque avisa: “Es una cosecha lenta, hay que tener paciencia. Nada te limita, pero tampoco te lo ponen fácil”.