Varias organizaciones ecologistas y de consumidores han lanzado un nuevo llamamiento al Gobierno, y en concreto al Ministerio del Interior, para sacar del cajón la reforma pendiente de las etiquetas que da la Dirección General de Tráfico (DGT) a los vehículos. Las entidades instan a Marlaska a rectificar “de manera urgente” el actual sistema de distintivos ambientales de los coches, al que consideran obsoleto, confuso y engañoso para los conductores.
Aquí, la OCU, la Organización de Consumidores y Usuarios, ha criticado, en reiteradas ocasiones, el criterio de otorgación de los distintivos porque no tiene en cuenta las emisiones reales de los vehículos y acaba siendo injusto. El problema estriba en que la DGT los da según el tipo de motorización y el año de matriculación.
Las actuales etiquetas de la DGT no tienen en cuenta las emisiones reales de los vehículos
Ello genera casos tan contradictorios como que hay coches superpotentes que por el mero hecho de equipar hibridación suave (mild hybrid) lucen etiquetas favorecedoras de la DGT, como la ECO… mientras que otros de gasolina que contaminan menos deben conformarse con la pegatina C.
No en vano, tal y como ha recordado el mismo ministro Marlaska, de quien depende la DGT, en 2020 el Gobierno ya planteó un primer cambio de etiquetas que fue desechado por la oposición de los fabricantes, pues consideraban que “no se reunían las condiciones necesarias para llevarlo a cabo”.
Así, lo que se pide a través de las distintas asociaciones y ecologistas no es otra que estas etiquetas que otorga la Dirección General de Tráfico sean más justas con nuestros coches, y no tanto de hacerlas aún más restrictivas de lo que ya son. El fin es eliminar este tipo de excepciones mencionadas y que afectan fundamentalmente a híbridos ligeros e híbridos enchufables.
El plan es que estos distintivos ambientales no sean tan restrictivos sino más justos
El pasado martes, durante la sesión de control en el Senado, el ministro Grande-Marlaska recordó que el sistema vigente, en vigor desde 2016, ha demostrado ser “más restrictivo que en muchos otros países de la Unión Europea” y contribuye a la reducción de emisiones y a la movilidad sostenible. Sin embargo, en declaraciones recogidas por Europa Press, aseguró que el Ejecutivo está abierto ya a revisar las etiquetas de la DGT “cuando nos pongan encima los expertos ese acuerdo, que lo entiendan necesario y cuenten con el aval de los sectores implicados”.
Ello viene a coalición de la Fundación Renovables, Ecodes, Greenpeace y otras organizaciones medioambientales , que fueron las que salieron al paso para recordar en una nota conjunta que sus especialistas “llevan más de cinco años exigiendo la reforma de este sistema”.
Otra de las críticas de fondo es la asignación de las competencias de las etiquetas, que dependen de la DGT, una entidad del Ministerio del Interior. Pero, según los ecologistas, la clasificación ambiental debería ser competencia de Transición Ecológica. “El hecho de que un sistema que pretende contribuir a la descarbonización siga siendo gestionado por una dirección centrada en el tráfico y no en el medio ambiente es incomprensible”, apuntan.
La nueva etiqueta ‘D’ de la DGT sustituiría a la ECO para señalar a los coches eficientes pero contaminantes
Como denuncian, las etiquetas se están utilizando como base para distribuir ayudas públicas, como las del Plan MOVES III y beneficios fiscales, sin tener en cuenta aspectos clave como las emisiones reales, lo que subvenciona tecnologías contaminantes bajo el pretexto de ser sostenibles.
Es aquí donde, nuevamente como se hiciera en 2024, se ha vuelto a proponer la llegada de una nueva etiqueta de la DGT, la D, que se sumaría a las actuales B, C, y Cero. Un nuevo distintivo que vendría a sustituir a la pegatina ECO, por la que se identifique a aquellos vehículos que son eficientes, pero contaminantes.
Según estas asociaciones, piden que la etiqueta Cero se reserve única y exclusivamente para los vehículos que sean realmente cero emisiones, lo que dejaría fuera a los híbridos enchufables con más de 40 kilómetros de autonomía eléctrica. Esto permitiría aumentar la presencia del coche eléctrico en España.

