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La Generación Z se ve obligada a rechazar trabajos por una sencilla razón: no pueden pagar sus desplazamientos

Aceptar un empleo está asociado a una serie de gastos como transporte público, combustible ropa, e incluso, el alquiler de una vivienda.


Una joven de la Generación Z
Una joven de la Generación Z |Zimwiz
Esperanza Murcia
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A menudo se ha hecho referencia a la Generación Z como la “generación de cristal”. Pero, realmente, están viéndose obligados a convivir con muchas dificultades: los problemas para acceder a una vivienda, la elevada inflación y el aumento del coste de vida y, más desconocido, la tesitura de tener que rechazar ofertas de trabajo porque no les queda otra. 

Sí, esto último es algo que está ocurriendo, y todo por un motivo muy concreto: los jóvenes no pueden asumir los gastos asociados a ese nuevo empleo. Así se desprendió de una encuesta realizada a más de 2.000 jóvenes británicos de entre 16 y 25 años, que ha sido recogida por el medio francés ‘Jeux video’. Al menos uno de cada diez jóvenes se encuentra en esta situación, una estadística alarmante que evidencia la creciente precariedad de esta generación.

Ahora, ¿de qué gastos estamos hablando? Por ejemplo, el transporte público o la gasolina para acudir diariamente al trabajo, a lo que se puede sumar en muchos casos la inversión en un coche o una moto si no se tiene vehículo propio, o ropa (muchas empresas tienen un ‘dresscode’). Aunque pueden parecer gastos insignificantes, pueden impedir a muchas personas vulnerables aceptar el puesto de trabajo. Además de que, en ocasiones. también puede ser necesario tener que alquilar una vivienda si nuestro hogar pilla demasiado lejos.

La estabilidad financiera, una incertidumbre

El estudio que recoge el citado medio fue realizado por el Prince’s Trust como parte del NatWest Youth Index 2024 y en este también se desveló que más de la mitad de los jóvenes temen no alcanzar nunca la seguridad financiera. Esto provocaba estrés a más de un tercio de ellos, todo ello con el fantasma de la inflación, las dificultades para independizarse y la sensación de que los salarios no corresponden con el coste de vida real. 

Las mujeres se sienten especialmente vulnerables a esta situación y malestar, ya que el 60% de ellas temía que el aumento del coste de vida les impidiera conseguir una estabilidad financiera y la mitad estaba preocupada de no ganar lo suficiente para mantener a una familia. 

Las perspectivas de empleo afectan a la salud mental de los jóvenes

Según el mencionado estudio, el contexto descrito está teniendo un “impacto drástico” en la confianza, bienestar y aspiraciones de los jóvenes. De hecho, casi un 40% de los jóvenes encuestados admitió sufrir problemas de salud mental, y un tercio temía porque las dificultades económicas y laborales les impidiese alcanzar sus objetivos profesionales. Así, se crea un círculo vicioso: la inseguridad financiera y la dificultad para independizarse les genera estrés y ansiedad, dificultándoles encontrar y mantener un empleo

Es por ello, que muchos jóvenes están adoptando lo que se conoce como “ambición silenciosa”. Esta consiste en priorizar la salud mental y el bienestar emocional, buscando un equilibrio entre la vida personal y profesional, aunque esto suponga renunciar a perspectivas profesionales ambiciosas. Esta tendencia, en cambio, no debe ocultar la necesidad de diseñar y poner en marcha políticas públicas ajustadas a la realidad, que permitan a los jóvenes prosperar. 

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