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El pueblo de Almería donde se come muy bien y nadie conoce: “es una maravilla de lugar. Quizá un pequeño paraíso de la naturaleza”

Alberga unos canales donde refrescarse en los meses de verano sin perder la tranquilidad.

Padules, en Almería
El pueblo de Almería donde se come muy bien y nadie conoce: “es una maravilla de lugar. Quizá un pequeño paraíso de la naturaleza” |CANVA
Esperanza Murcia
Fecha de actualización:
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Hay momentos en los que apetece parar y alejarse de todo. Desconectar. La provincia de Almería, muy alejada de las grandes ciudades, alberga paisajes con una diversidad sin igual: desierto, mar, montaña. Todo lo puedes encontrar a pocos kilómetros de la ciudad, al igual que pueblos de muchísimo encanto, poco conocidos, que albergan una oferta gastronómica espectacular.

Son pueblos, además, donde parece que el tiempo se detiene. Donde no existe la prisa y solo se respira paz y tranquilidad. Padules, en plena Alpujarra almeriense, es uno de ellos. Y esconde una auténtica maravilla de la naturaleza, como son los Canales de Padules. “Increíble. No se puede decir nada negativo de este lugar, te vas a encontrar paisajes maravillosos creados por la fuerza del agua”, “un lugar precioso y por ahora no muy conocido. Es una maravilla de lugar. Quizá un pequeño paraíso de naturaleza”, son algunas reseñas de TripAdvisor.

Como describe el propio ayuntamiento de la localidad, se trata de un tramo de unos 2 kilómetros donde la acción del río Andarax, a su paso entre las formaciones rocosas, “ha esculpido una respetable garganta que separa dos cadenas montañosas: Sierra Nevada y Sierra de Gádor”.

Uno de los itinerarios más recomendables es comenzar en la parte baja, donde se encuentra la garganta de los Canjorros y remontar río arriba unos dos kilómetros. “Los Canjorros son dos estrechísimas paredes que permiten que el senderista pueda tocar con sus manos extendidas dos sistemas montañosos: Sierra Nevada y la sierra de Gádor”, añade el Consistorio en la web. Pero, además de este regalo de la naturaleza, donde poder refrescarse estos meses del verano, Padules tiene más sorpresas.

Canales de Padules
Canales de Padules | Foto: Ayuntamiento de Padules

Gastronomía a fuego lento para tomar con ‘Almeriño’

La cocina tradicional de Padules se distingue por sus guisos artesanos y sus vinos de producción propia. Entre estos platos, destacan el potaje de hinojos, el trigo pelado o el potaje de acelgas. Otras recetas muy populares son la fritada de conejo o el recuelto de collejas. O, en la parte de los postres, los merengues, soplillos, el pan dormido o el pan de mosto.

Habiendo mencionado el vino, hay que destacar la bodega Barea Granados, un negocio familiar dedicado a la uva desde el año 1967. Sus viñedos se cultivan en terrenos calizos por encima de los 750 metros de altitud, produciendo así vinos con mucha personalidad y aptos “para los paladares más exquisitos”.

Un ejemplo de ellos es el ‘Almeriño’: “con patrones propios del Andarax y sarmientos para injertar traídos de Galicia, obtenemos las uvas para elaborar este vino. De las variedades Albariño y Godello cultivadas sobre los alambrados típicos del parral Almeriense conseguimos un vino con matices propios de Almería en homenaje a nuestra tierra y a las generaciones de parraleros que tanto hicieron por ella”, explican desde ‘Sabores Almería’.

Esta bodega, además, cuenta con un restaurante donde podrás probarlo con los mejores platos de la Alpujarra: “De los mejores restaurantes que hay por la provincia… un lugar entre olivos y vides, con una terraza posterior muy bonita, típica andaluza… El servicio es inmejorable y la comida riquísima”, se puede leer enter sus reseñas de Google. Especialmente, destacan sus carnes y pescados a la brasa. Aunque como ellos mismo explican en su web, el secreto es sus ingredientes locales y “sus recetas con historia”.

Un oasis de paz para desconectar

Padules es un remanso de paz. Aunque David Bisbal popularizó sus canales con el videoclub de su canción ‘Diez mil maneras’, se ha respetado esta joya de la naturaleza, pudiendo estar hasta solos en los meses menos concurridos (como puede ser septiembre u octubre). Igualmente, en los meses centrales del verano es posible darse un chapuzón en sus pozas tranquilo, escuchando el sonido del agua contra las rocas, en su transcurso por el río. Perfecto para desconectar de todo.

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