El Gobierno de España anunció ayer, con la ministra de Trabajo y Economía Social Yolanda Díaz a la cabeza de las negociaciones con los agentes sociales, la nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 1.000 euros. En esta ocasión, al contrario de lo que ocurrió con la reforma laboral, solo contó con el apoyo de los sindicatos, ya que la patronal de empresarios CEOE, presidida por Antonio Garamendi, se desmarcó del diálogo social, como ya lo hizo en septiembre cuando se elevó a los 965 euros. Esta cifra supone una incremento del 3,6% con respecto al anterior, que se situaba en 35 euros menos.
❗️ Subimos el salario mínimo a 1.000€ con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2022.
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) February 9, 2022
Llegamos a un acuerdo con sindicatos para seguir con un compromiso firme del Gobierno: acabar con la desigualdad y mejorar la vida de cerca de 2 millones de trabajadoras y trabajadores. pic.twitter.com/kxbZxA2JNH
Sin embargo, los casi 1.800.000 trabajadores a los que afecta esta medida económica de forma directa -se prevé que se apruebe en el Consejo de Ministros el próximo 22 de febrero- y con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2022, deben saber que existe una serie de peculiaridades que se deben de tener en cuenta en la próxima nómina que se reciba, es decir, la correspondiente a febrero. Los beneficiarios deberán cobrar 70 euros extra el mes que viene: 35 euros correspondientes a la nómina corriente y la compensación que no percibieron en enero.
Claves para entender el nuevo SMI hasta los 1.000 euros
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la cifra de 1.000 euros es el salario bruto. Dicho de otro modo, la cuantía retributiva mínima que percibirá la persona trabajadora referida a la jornada legal de 40 horas de trabajo efectivo a la semana. Pero, ¿qué significa que el SMI esté estipulado en términos brutos y no netos?
Las retribuciones en bruto, en este caso 14.000 euros anuales, corresponden al salario total que se indica en la nómina, antes de impuestos y cotizaciones. Lo que significa que no se descuenta la parte que le corresponde pagar al trabajar por su cotización a la Seguridad Social, a la que también se añade la tributación a Hacienda. Otro punto a tener en cuenta es que las gratificaciones salariales están repartidas en 14 pagas y, por lo tanto, no en 12. En resumen, las otras 2 restantes que completan las 14 pertenecen a las pagas extraordinarias prorrateadas.
Otra cuestión a la que hay que adentrarse de lleno tiene que ver con la destrucción de los puestos de trabajo. Aunque la vicepresidenta segunda del Gobierno ha salido al paso, aclarando que la subida del SMI no ha supuesto el frenazo a la contratación por parte de las empresas. Para argumentarlo, se basa en el índice de desempleo registrados en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) que arrancó en enero con 17.173 personas más que con respecto al mes anterior pero con una nota aclaratoria: supuso el mejor registro en los últimos 25 años en un mes marcado por las altas tasas de paro tras la campaña de Navidad y las rebajas.
Cuáles son las consecuencias del aumento del SMI en el mercado de trabajo
Para llegar a conocer a fondo porque se ha producido esta subida inminentemente en el SMI por parte del Ejecutivo español, hay que tomar como referencia la subida sin precedentes de la alta tasa inflación, de 6,5% a cierres del año 2021, lo que responde a cómo han evolucionado los precios de los productos básicos en los últimos 12 meses siendo el valor más alto en los últimos 30 años.
En concreto, desde mayo de 1992 según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y marcada por los costes de la electricidad, la gasolina rozando máximos históricos o lo que cuesta llenar la cesta de la compra. Por ejemplo, de media los consumidores pagaron tres céntimos más que en 2020 por cada litro de leche, cerca de un euro en la visita de la peluquería y casi 19 euros más por llenar el depósito de gasolina.
Un aspecto positivo es, claro está, que supone un mayor poder adquisitivo sin embargo, por el lado contrario, el incremento hasta 1.000 euros no se ajusta a la evolución de los precios del día a día. Cambiando de tercio, la cotización a la Seguridad Social para las personas trabajadoras será mayor, lo que repercute en mayores prestaciones y ayudas no contributivas por desempleo y jubilación.
Si se cambia de prisma, se experimenta un aumento del coste de personal para los empleadores. Hay que tener esta circunstancia muy presente porque son los pequeños empresarios los colectivos más vulnerables a causa de la pandemia. Para los autónomos supone además un aumento de sus cuotas a pagar en la Seguridad Social, así como el salario de sus trabajadores, en el caso de tenerlos.
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