Ni 40 ni 37,5 horas: USO pide una jornada laboral de 32 horas gradual en 10 años

USO apuesta por una reducción de la jornada laboral de 32 horas semanales, que se repartiría en 4 días (se librarían tres por semana).

Un trabajador durante su jornada laboral
Un trabajador durante su jornada laboral EFE
Esperanza Murcia

La reducción de la jornada laboral ha sido la medida más mediática de todo el año. Y promete seguir siéndolo en 2025, cuando tendrá que enfrentar su tramitación parlamentaria. A este debate se ha sumado el sindicato USO, que apuesta por una jornada laboral en España de 32 horas semanales en un plazo de 10 años, distribuida en 4 días (se tendrían tres días de descanso a la semana).

Se trata de una propuesta que han reforzado con su informe “Análisis de la reducción y distribución de la jornada laboral en España”, realizado junto a Syndex Consultores, donde apuestan por implantar esta jornada mediante una transición gradual

“Apoyamos decididamente la actual propuesta del Gobierno de reducir la jornada hasta las 37,5 horas, ya que una de las reivindicaciones históricas de nuestra organización es la jornada semanal de 35 horas, pero consideramos que hay que apostar por modernizar el modelo laboral, responder a las demandas sociales de un equilibrio entre trabajo y vida personal, mejorar la calidad del empleo y avanzar hacia una sociedad más igualitaria y sostenible, con una reducción superior en un corto espacio de tiempo. El Gobierno debe intensificar sus esfuerzos en cumplir con su compromiso de alcanzar las 32 horas semanales de trabajo”, ha defendido su secretaria de Acción Sindical y Empleo, Sara García.

En este sentido, han denunciado que la organización actual del tiempo de trabajo se caracteriza por jornadas extensas, alta temporalidad y parcialidad, rigidez horaria y una fuerte cultura del presentismo. “Por ello, la reducción progresiva de la jornada laboral hasta las 32 horas semanales en un plazo de 10 años, sin reducción salarial, acompañada de medidas como el registro horario digital y reforzar el derecho a la desconexión, contribuirá a mejorar la calidad de vida de las personas trabajadoras y el mercado laboral en nuestro país”, ha añadido García. 

Impactos positivos de una jornada reducida

Según el informe de USO, que puede consultarse aquí, hay una serie de impactos positivos que se asocian a la jornada reducida. Son los siguientes:

  • Salud y bienestar, con una menor incidencia de estrés, mejores hábitos de vida y reducción del agotamiento.
  • Productividad: jornadas más cortas pueden mejorar la concentración y eficiencia, reduciendo errores y aumentando el compromiso laboral. 
  • Sostenibilidad: menor uso de transporte, disminución de la huella de carbono y optimización de recursos energéticos. 
  • Conciliación e igualdad de género: mejora la corresponsabilidad en tareas del hogar y reduce la brecha de género al facilitar el equilibrio entre trabajo y vida personal.

Por el contrario, también presenta sus desafíos. Por un lado, la carga de trabajo, ya que existe el riesgo de intensificar el ritmo laboral si no se planifica. Por otro, las dificultades en la adaptación sectorial, teniendo en cuenta que la sanidad, la hostelería y el transporte enfrentan dificultades debido a la necesidad de cobertura continua. Por último, se encontrarían los costes para las empresas, que se traducen en incrementos en contratación y reorganización que pueden generar resistencia en sectores menos flexibles.

En España priman las jornadas extensas

USO recoge en su informe que en España persiste una tendencia hacia jornadas laborales extensas que superan las 8 horas diarias en muchos sectores, especialmente en aquellos donde dominan la temporalidad, la estacionalidad o la alta producción. Esto se explica en el hecho de que la economía española se centra en sectores como el turismo, el comercio y los servicios, donde el trabajo depende en gran medida de la atención al cliente o del servicio en tiempo real, “en los que se generan demandas de disponibilidad constante y una presión significativa sobre las personas trabajadoras para mantener jornadas prolongadas”.

En general, también denuncian que la organización del tiempo de trabajo carece de flexibilidad horaria, lo que se traduce en horarios rígidos “que no siempre se adaptan las necesidades o requerimientos específicos de sus tareas que desempeñan las personas trabajadoras”. También recalcan, a pesar de la normativa, la falta de control efectivo sobre las horas trabajas, que “hace que muchas personas trabajadoras realicen horas extra sin la correspondiente compensación, ampliando su jornada laboral de manera informal y no registrada”. 

Paradójicamente, manifiestan que “la rigidez horaria que limita el derecho a la flexibilidad en beneficio de las personas trabajadoras, sí se flexibiliza cuando se trata de cubrir las demandas de las empresas”. 

En el estudio también se muestra que la estructura del tiempo de trabajo en España presenta “importantes disparidades” en función del nivel salarial y la estabilidad laboral. Así, los trabajadores con menos ingresos suelen enfrentarse a jornadas más extensas, “a menudo sin la compensación económica adecuada”. En cambio, quienes ocupan cargos de mayor responsabilidad o pertenecen a sectores con convenios colectivos fuertes, suelen tener mayor flexibilidad horaria y opciones para negociar una jornada reducida o adaptada a sus necesidades.

Esta desigualdad también se manifiesta en términos de género, ya que las mujeres, que asumen de forma desproporcionada las responsabilidades de cuidado, se ven más afectadas por la falta de flexibilidad en sus horarios laborales. Esto también se plasma en la reducción de jornada que ha habido hasta ahora: las mujeres han experimentado una disminución mayor, pasando de trabajar 38,8 horas en 1987 a 35,2 horas en 2024, mientras que los hombres han reducido de 42,6 horas a 39,7 horas en el mismo período, relacionado directamente con quiénes asumen la mayor parte de los cuidados.

Otras noticias interesantes

Lo más leído

Archivado en: