¿Adiós a los oficios tradicionales? Así lamentan la falta de relevo generacional

Esparto, panadería o matanza se dan cita en el Primer Encuentro de Oficios Tradicionales para dar a conocer sus trabajos ante los más jóvenes.

Icíar Carballo

Situado a más de 70 kilómetros de Almería, se encuentra Lubrín, uno de los pequeños pueblos del interior de la provincia, donde el fin de semana pasado, fue escenario del Primer Encuentro de Oficios Tradicionales de Lubrín

Hasta 15 trabajos antiguos, como carpintería, alfarería, apicultura, matanza o esparto, se mostraron ante los más jóvenes para fomentar su interés y garantizar su continuidad en el tiempo a través del relevo generacional.

Los oficios tradicionales llaman a las nuevas generaciones

NoticiasTrabajo fue testigo de esta iniciativa pionera, y pudo conocer a la mayoría de los presentes que desempeñaban estos oficios tradicionales: todos hicieron un llamamiento a las nuevas generaciones. 

“Esto se está perdiendo”, aseguraba Isabel, panadera de toda la vida, mientras amasaba, “porque vamos a lo cómodo y compramos la barra de pan congelada”, añadía haciendo referencia a las máquinas. Y es que su aparición ha favorecido a muchos sectores, como el pan, pero también ha fomentado la desaparición de la figura del trabajador.

Lo mismo ocurre en el sector de la almendra. Ángela se ha pasado toda la vida pelando el fruto: “Antiguamente, lo hacíamos a mano; hoy no hay que pelarlas porque una máquina es capaz de coger el fruto del almendro, y devolverte la almendra pelada”, lamentaba.

Juan, carpintero desde los 9 años, aseguraba que “no existe relevo generacional en este oficio”, y hacía un llamamiento a las instituciones para desarrollar políticas que incentiven a los jóvenes a embarcarse en este trabajo “porque no salen carpinteros”. Además, “los carpinteros de ahora no conocen las herramientas tradicionales con las que trabajábamos antes”, señalaba preocupado. 

La apicultura es otro de los oficios tradicionales que también se están perdiendo. Kike es apicultor y extrae la miel de las abejas. “Cada vez hay menos apicultores”, lamentaba mientras mostraba el proceso de extracción del propio panal. Así, destacaba la parte vocacional del trabajo, pues “las abejas son molestas, te pican y además tienes que estar pendientes de ellas 24 horas”.

Uno de los oficios más antiguos y que podría caer en el olvido es el tratamiento de la lata y la chapa para crear utensilios. Miguel Manuel, latero desde siempre, aseguraba que su oficio ya solo lo practicaba él, por lo menos en el pueblo. Otro trabajo que carece de relevo generacional y en el que “tienes que hacer varios artículos y venderlos en un mercado si quieres vivir de esto”, advertía mientras mostraba un candil y un recogedor de basura hecho de lata. 

Manuel es cazador, y aunque antiguamente era su trabajo, hoy tan solo es un hobby que practica. “Antes cazar era una necesidad y ahora es considerado hasta un deporte”, afirmaba. También hacía referencia a “las nuevas modas” que van en contra de la caza, las cuales provocan la falta de jóvenes en esta práctica: “no hay relevo generacional, les da lástima matar a un animal y no entienden el proceso”, sentenciaba. 

“Hago chorizos”, señalaba María del Mar, mujer dedicada a la matanza. “Es un oficio que se ha perdido, la matanza ya no se hace”, apuntaba mientras mostraba a los más curiosos el proceso de creación del chorizo, enfundando la carne en las tripas del cerdo. “Hoy, utilizamos una máquina eléctrica”, comentaba.

José Ramón se dedica al esparto, y aseguraba ser uno de los pocos que seguían viviendo de este oficio, porque hoy “casi nadie sabe trabajar el esparto”. Así, José Ramón enseñaba a los asistentes cómo el esparto servía “los mulos” o para fabricar unas sandalias.

Mientras ordeña una cabra, Evaristo, que es ganadero, lamentaba las condiciones del sector hoy en día: “Cada vez nos lo ponen más difícil, y por eso no hay generaciones venideras que quieran embarcarse en la ganadería”. Además, destacaba la cantidad de horas que se echan en este oficio, “que tampoco ayuda a que sea atractivo”. 

Hasta cinco generaciones de alfareros ha vivido la familia de José Miguel, que también se dedica a este arte: la alfarería. “Hoy en día se puede vivir de esto más que nunca, ya que es todo mucho más fácil que antiguamente”, aseguraba, “pero las administraciones deberían apostar por la alfarería para sacar nuevas generaciones y darles a conocer este oficio, porque hay mucho desconocimiento por parte de los jóvenes y podría desaparecer”, añadía.

Recuperar los oficios antiguos: una apuesta firme

El Primer Encuentro de Oficios Tradicionales de Lubrín, impulsado por el Ayuntamiento para acercar a las nuevas generaciones cómo se trabajaba antiguamente en los oficios de la época, finalizaba siendo “todo un éxito”. Así lo calificaba Domingo Ramos, alcalde de Lubrín, tras la celebración de esta primera jornada que “ha llegado al pueblo para quedarse”. 

El primer edil explicaba a NoticiasTrabajo el compromiso que tiene con el turismo agroalimentario. Por ello, el Centro de Interpretación de la Alimentación Rural de Lubrín acogía 15 oficios tradicionales, “la mayoría de ellos relacionados con el tema de la alimentación”, donde se podían conocer las labores del hortelano, del pisador de uvas, de la ganadería, del esparto, de la matanza, de la panadería, del latero, del balate, de la almazara, de la carpintería, de la cera para la fabricación de velas, de la apicultura o de la alfarería.

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