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Jaime, 15 años y altas capacidades, “me despierto triste a diario porque tengo que ir al colegio”

El adolescente recuerda en un documental que ha sufrido acoso escolar por parte de sus compañeros y forma parte de los más de 51.000 estudiantes con altas capacidades que hay en nuestro país.

Un adolescente sentado en el suelo sufre acoso escolar
Un adolescente sentado en el suelo sufre acoso escolar |Envato
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:
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Jaime es uno de los más de 51.000 estudiantes con altas capacidades que están o van a acceder al sistema educativo español (Infantil, Primaria, Secundaria o Bachillerato y estudios superiores). Sus padres recuerdan en un documental realizado por Movistar+ llamado Out of the Box cómo con apenas 2 años ya sabía hablar y que con 5 años fabricaba sus propios juguetes. Ser diferente le ha causado problemas en su centro educativo, donde sufrió bullying e incomprensión por parte de sus compañeros y profesores.

Se sentía diferente y en muchas ocasiones, cuando preguntaban en clase, sabía todas las respuestas, pero como suelen hacer en ocasiones los niños y adolescentes ACI (Altas Capacidades Intelectuales) se las callaba por vergüenza y porque no quería ser ‘el raro’. Ha terminado 3º de la ESO con una falta de pedagogía por parte de sus profesores, como apuntan en un reportaje publicado en El Mundo. “Siempre pienso en cosas distintas, pero me levanto triste porque tengo que ir al colegio a diario. Intento no contar en clase lo que hago en mis ratos libres porque les parece raro y me cuesta socializar”.

El conocido pedagogo Javier Touron apunta en el documental Out The Box que ha emitido la cadena antes citada que las altas capacidades en niños y jóvenes se podría explicar como un calzado que aprieta y que al final nos quitamos. “Causa dolor, como pisar piedras y cristales”.

Pero Jaime es muy ingenioso y escribió una carta a sus compañeros en la que explicaba lo importante que era tolerar las diferencias. Luego, sus compañeros de 6º curso organizaron una recogida de firmas en la que pedían compromiso a la comunidad educativa para ayudar a entender las diferencias. “Todos terminaron pidiéndole perdón”.

Las altas capacidades terminaron en depresión infantil

Un adolescente pensativo en la puerta de su instituto. | Envato

Como apunta la familia del adolescente, Jaime pasó por una depresión durante su infancia, y luego al crecer, con señalamiento y comportamientos que era complicado explicar. A pesar de eso, intenta hacer amigos en clase. “Les digo que me gusta el fútbol pero en realidad no es así”. 

Una experta en alumnos con ACI, Yolanda Ruiz, explica en El Mundo que el 90% de los casos está sin diagnosticar y que, a consecuencia de esto, hay un 67% sufre acoso escolar y que el 70% ‘esconde’ sus habilidades y talento.

Desde el año 2006, la Ley reconoce a los alumnos con altas capacidades como Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE), gracias a lo que se aumentan las posibilidades de detección precoz y de que en los colegios se les pueda atender de manera individualizada. 

Pero los datos son claros, y la mayoría pasa por el colegio sin contar con las adaptaciones curriculares que necesitan. 

“El sistema ordena que los niños ACI vayan al colegio sí o sí, a pesar de que les hacen daño”

Una madre de dos pequeños con altas capacidades, también ha participado en este reportaje publicado por el medio digital antes citado. Se llama Silvia y apunta a que los pequeños con ACI van al colegio porque tienen que hacerlo, ya que la escolarización es obligatoria, a pesar de que allí pueden sufrir acoso por parte de sus compañeros o la indiferencia de los docentes. 

No hay (o no suele haber) programas especiales para aquellos estudiantes con altas capacidades. Buena parte de la ‘culpa’ la tiene la formación que se imparte a los docentes, como señala Javier Tourón en el documental. “Si no cuidamos la genialidad, se extingue”.

Otra de las madres, da fe de esto señalando que su hijo “siempre iba por delante y llamaba la atención de sus compañeros porque era y jugaba de manera diferente”. “Cuando dejó Educación Infantil y pasó a Primaria, comenzó a portarse mal porque, como decían, no aceptaba las normas”.

Cuando estaba en segundo curso, el tutor les llamó. “Tengo una cosa que decirles, sabe resolver los problemas de matemáticas sin mirar”, por lo que comenzaron a sospechar de altas capacidades.