La incapacidad permanente es una prestación contributiva que la Seguridad Social concede para compensar la pérdida de ingresos de aquellos trabajadores que, debido a una enfermedad o accidente, ven reducida o anulada su capacidad laboral de manera presumiblemente definitiva. Esta prestación cuenta con cuatro grados que son la parcial, total para la profesión habitual, absoluta para cualquier trabajo y gran invalidez, dependiendo del nivel de afectación de la capacidad para trabajar.
Una duda frecuente es si existe una tabla o listado de enfermedades que den derecho a la incapacidad permanente, ya sea tanto para enfermedades físicas, psíquicas, intelectuales y sensoriales. En este sentido, hay que decir, que la Seguridad Social no dispone de un catálogo oficial de enfermedades para conceder o denegar una incapacidad. La evaluación se basa en la severidad de la dolencia y el impacto que esta tiene en la capacidad funcional del trabajador, y no tanto en la enfermedad en sí misma.
Para determinar si una persona tiene derecho o no a recibir esta pensión, debe someterse a una evaluación por parte del Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), conocido también como Tribunal Médico. Este organismo realiza un análisis del estado de salud del solicitante y valora si procede conceder la incapacidad, así como el grado correspondiente, ya que el reconocimiento de la incapacidad depende de cómo afecta la enfermedad a cada persona.
Qué enfermedades permiten solicitar la incapacidad permanente
La Seguridad Social no cuenta con una tabla oficial de enfermedades para conceder la incapacidad permanente, ya que esta se determina en función de cómo una enfermedad o dolencia afecta al desarrollo de la actividad laboral de cada persona. No obstante, y tal como explican desde el bufete Campmany Abogados existen algunas patologías psíquicas que suelen tener más probabilidades de ser reconocidas como motivo de incapacidad permanente debido a su impacto en la capacidad funcional del trabajador. A continuación, se muestra una tabla con algunas de las patologías:
Categoría | Enfermedad |
---|---|
Enfermedades neurológicas | Alzheimer |
Enfermedades neurológicas | Demencia |
Enfermedades neurológicas | Esclerosis Múltiple |
Enfermedades neurológicas | Epilepsia |
Enfermedades neurológicas | Espondilitis Anquilosante |
Enfermedades neurológicas | Migraña |
Enfermedades neurológicas | Neuropatía |
Enfermedades neurológicas | Neuropatía óptica |
Enfermedades neurológicas | Parkinson |
Enfermedades neurológicas | Síndrome de Arnold Chiari |
Enfermedades neurológicas | Síndrome de cola de caballo |
Enfermedades neurológicas | Síndrome de Lambert-Eaton |
Enfermedades neurológicas | Síndrome de Wolf-Parkinson-White |
Enfermedades neurológicas | Trastorno bipolar |
Enfermedades neurológicas | Trastorno límite de personalidad |
Enfermedades neurológicas | Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) |
Enfermedades neurológicas | Trastorno estrés postraumático |
Enfermedades neurológicas | Trastorno de estrés postraumático |
Enfermedades neurológicas | Traumatismo craneoencefálico |
Enfermedades cardíacas | Aneurisma |
Enfermedades cardíacas | Arterioesclerosis |
Enfermedades cardíacas | Cardiopatías |
Enfermedades cardíacas | Fibrilación Auricular |
Enfermedades cardíacas | Infarto agudo de miocardio |
Enfermedades cardíacas | Insuficiencia Mitral |
Enfermedades cardíacas | Taquicardias |
Enfermedades cardíacas | Tetralogía de Fallot |
Enfermedades respiratorias | Asma |
Enfermedades respiratorias | Enfisema Pulmonar |
Enfermedades respiratorias | EPOC |
Enfermedades respiratorias | Cáncer de pulmón |
Enfermedades autoinmunes | Artritis Psoriásica |
Enfermedades autoinmunes | Artritis Reumatoide |
Enfermedades autoinmunes | Lupus |
Enfermedades autoinmunes | Miastenia Gravis |
Enfermedades autoinmunes | Sarcoidosis |
Enfermedades mentales | Agorafobia |
Enfermedades mentales | Alcoholismo |
Enfermedades mentales | Ansiedad |
Enfermedades mentales | Depresión |
Enfermedades mentales | Esquizofrenia |
Enfermedades mentales | Ludopatía |
Enfermedades mentales | Síndrome de Bournout |
Enfermedades mentales | Fatiga Crónica |
Enfermedades metabólicas | Obesidad Mórbida |
Enfermedades metabólicas | Pancreatitis |
Enfermedades metabólicas | Diabetes |
Enfermedades del sistema digestivo | Colitis Ulcerosa |
Enfermedades del sistema digestivo | Enfermedad de Crohn |
Enfermedades del sistema digestivo | Síndrome de Postpolio |
Enfermedades oftalmológicas | Desprendimiento de retina |
Enfermedades oftalmológicas | Glaucoma |
Enfermedades oftalmológicas | Pérdida de visión |
Enfermedades oftalmológicas | Uveítis |
Enfermedades musculoesqueléticas | Artrosis |
Enfermedades musculoesqueléticas | Gonartrosis |
Enfermedades musculoesqueléticas | Hernia Cervical |
Enfermedades musculoesqueléticas | Lumbalgia |
Enfermedades musculoesqueléticas | Patologías de pies |
Enfermedades musculoesqueléticas | Síndrome de cola de caballo |
En el caso de padecer alguna de las enfermedades, existen dos vías para solicitar la incapacidad permanente. En primer lugar, la Seguridad Social puede proponer la concesión de oficio, es decir, sin necesidad de que el trabajador lo solicite, siendo ellos o las entidades colaboradoras quienes inician el procedimiento. En segundo lugar, el propio interesado puede presentar la solicitud directamente (enlace directo a la solicitud), utilizando el modelo de solicitud de incapacidad permanente, que está disponible para su descarga en la sede electrónica de la Seguridad Social.
No confundir la incapacidad permanente con la discapacidad
Hay que tener en cuenta que la incapacidad permanente no es lo mismo con el grado de discapacidad. Como hemos dicho, la incapacidad permanente se refiere a la imposibilidad de un trabajador de continuar desempeñando su profesión debido a una enfermedad o accidente y los grados son la parcial, total, absoluta y gran invalidez. Además, esta se centra exclusivamente en el ámbito laboral (es decir, una prestación por no poder volver a trabajar).
En cambio, el grado de discapacidad mide el impacto general de una condición física o psíquica en la vida diaria de una persona, y se expresa en porcentajes, desde el 33% hasta el 100%. Este reconocimiento es independiente del ámbito laboral y da acceso a beneficios sociales y fiscales, sin implicar necesariamente una pensión económica. Su evaluación es realizada por los Centros de Valoración de la Discapacidad de las comunidades autónomas.
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