Tabla con las enfermedades que permiten solicitar la incapacidad permanente y cobrar una pensión

La Seguridad Social no ofrece un listado oficial por la que conceda la incapacidad permanente, aunque sí existe una tabla con las afecciones más frecuentes.

Hombre con dolores en las articulaciones
Hombre con dolores en las articulaciones Envato
Francisco Miralles

La incapacidad permanente es una prestación contributiva que la Seguridad Social concede para compensar la pérdida de ingresos de aquellos trabajadores que, debido a una enfermedad o accidente, ven reducida o anulada su capacidad laboral de manera presumiblemente definitiva. Esta prestación cuenta con cuatro grados que son la parcial, total para la profesión habitual, absoluta para cualquier trabajo y gran invalidez, dependiendo del nivel de afectación de la capacidad para trabajar.

Una duda frecuente es si existe una tabla o listado de enfermedades que den derecho a la incapacidad permanente, ya sea tanto para enfermedades físicas, psíquicas, intelectuales y sensoriales. En este sentido, hay que decir, que la Seguridad Social no dispone de un catálogo oficial de enfermedades para conceder o denegar una incapacidad. La evaluación se basa en la severidad de la dolencia y el impacto que esta tiene en la capacidad funcional del trabajador, y no tanto en la enfermedad en sí misma.

Para determinar si una persona tiene derecho o no a recibir esta pensión, debe someterse a una evaluación por parte del Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), conocido también como Tribunal Médico. Este organismo realiza un análisis del estado de salud del solicitante y valora si procede conceder la incapacidad, así como el grado correspondiente, ya que el reconocimiento de la incapacidad depende de cómo afecta la enfermedad a cada persona.

Qué enfermedades permiten solicitar la incapacidad permanente 

La Seguridad Social no cuenta con una tabla oficial de enfermedades para conceder la incapacidad permanente, ya que esta se determina en función de cómo una enfermedad o dolencia afecta al desarrollo de la actividad laboral de cada persona. No obstante, y tal como explican desde el bufete Campmany Abogados existen algunas patologías psíquicas que suelen tener más probabilidades de ser reconocidas como motivo de incapacidad permanente debido a su impacto en la capacidad funcional del trabajador. A continuación, se muestra una tabla con algunas de las patologías:

Categoría Enfermedad
Enfermedades neurológicas Alzheimer
Enfermedades neurológicas Demencia
Enfermedades neurológicas Esclerosis Múltiple
Enfermedades neurológicas Epilepsia
Enfermedades neurológicas Espondilitis Anquilosante
Enfermedades neurológicas Migraña
Enfermedades neurológicas Neuropatía
Enfermedades neurológicas Neuropatía óptica
Enfermedades neurológicas Parkinson
Enfermedades neurológicas Síndrome de Arnold Chiari
Enfermedades neurológicas Síndrome de cola de caballo
Enfermedades neurológicas Síndrome de Lambert-Eaton
Enfermedades neurológicas Síndrome de Wolf-Parkinson-White
Enfermedades neurológicas Trastorno bipolar
Enfermedades neurológicas Trastorno límite de personalidad
Enfermedades neurológicas Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
Enfermedades neurológicas Trastorno estrés postraumático
Enfermedades neurológicas Trastorno de estrés postraumático
Enfermedades neurológicas Traumatismo craneoencefálico
Enfermedades cardíacas Aneurisma
Enfermedades cardíacas Arterioesclerosis
Enfermedades cardíacas Cardiopatías
Enfermedades cardíacas Fibrilación Auricular
Enfermedades cardíacas Infarto agudo de miocardio
Enfermedades cardíacas Insuficiencia Mitral
Enfermedades cardíacas Taquicardias
Enfermedades cardíacas Tetralogía de Fallot
Enfermedades respiratorias Asma
Enfermedades respiratorias Enfisema Pulmonar
Enfermedades respiratorias EPOC
Enfermedades respiratorias Cáncer de pulmón
Enfermedades autoinmunes Artritis Psoriásica
Enfermedades autoinmunes Artritis Reumatoide
Enfermedades autoinmunes Lupus
Enfermedades autoinmunes Miastenia Gravis
Enfermedades autoinmunes Sarcoidosis
Enfermedades mentales Agorafobia
Enfermedades mentales Alcoholismo
Enfermedades mentales Ansiedad
Enfermedades mentales Depresión
Enfermedades mentales Esquizofrenia
Enfermedades mentales Ludopatía
Enfermedades mentales Síndrome de Bournout
Enfermedades mentales Fatiga Crónica
Enfermedades metabólicas Obesidad Mórbida
Enfermedades metabólicas Pancreatitis
Enfermedades metabólicas Diabetes
Enfermedades del sistema digestivo Colitis Ulcerosa
Enfermedades del sistema digestivo Enfermedad de Crohn
Enfermedades del sistema digestivo Síndrome de Postpolio
Enfermedades oftalmológicas Desprendimiento de retina
Enfermedades oftalmológicas Glaucoma
Enfermedades oftalmológicas Pérdida de visión
Enfermedades oftalmológicas Uveítis
Enfermedades musculoesqueléticas Artrosis
Enfermedades musculoesqueléticas Gonartrosis
Enfermedades musculoesqueléticas Hernia Cervical
Enfermedades musculoesqueléticas Lumbalgia
Enfermedades musculoesqueléticas Patologías de pies
Enfermedades musculoesqueléticas Síndrome de cola de caballo

En el caso de padecer alguna de las enfermedades, existen dos vías para solicitar la incapacidad permanente. En primer lugar, la Seguridad Social puede proponer la concesión de oficio, es decir, sin necesidad de que el trabajador lo solicite, siendo ellos o las entidades colaboradoras quienes inician el procedimiento. En segundo lugar, el propio interesado puede presentar la solicitud directamente (enlace directo a la solicitud), utilizando el modelo de solicitud de incapacidad permanente, que está disponible para su descarga en la sede electrónica de la Seguridad Social.

No confundir la incapacidad permanente con la discapacidad

Hay que tener en cuenta que la incapacidad permanente no es lo mismo con el grado de discapacidad. Como hemos dicho, la incapacidad permanente se refiere a la imposibilidad de un trabajador de continuar desempeñando su profesión debido a una enfermedad o accidente y los grados son la parcial, total, absoluta y gran invalidez. Además, esta se centra exclusivamente en el ámbito laboral (es decir, una prestación por no poder volver a trabajar).

En cambio, el grado de discapacidad mide el impacto general de una condición física o psíquica en la vida diaria de una persona, y se expresa en porcentajes, desde el 33% hasta el 100%. Este reconocimiento es independiente del ámbito laboral y da acceso a beneficios sociales y fiscales, sin implicar necesariamente una pensión económica. Su evaluación es realizada por los Centros de Valoración de la Discapacidad de las comunidades autónomas.

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