Casi un tercio de los parados en España soportan el 90% del peso del desempleo en España, aglutinando mayoritariamente las consecuencias sociales y económicas. Lo afirma un reciente estudio llevado a cabo por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) proporciona una visión detallada y reveladora sobre el desempleo en España, desentrañando el impacto social y planteando la imperiosa necesidad de medidas más democratizadoras en este escenario.
La investigación destaca que el 30% de los parados soporta el 90% del coste social asociado a la falta de trabajo. Este grupo, conformado mayoritariamente por personas mayores de 45 años con más de dos años de desempleo, ausencia de prestaciones y predominantemente mujeres, se enfrenta a desafíos sustanciales en términos de ingresos y autoestima, ilustrando las disparidades en la experiencia del desempleo dentro de la sociedad española.
Aunque la tasa de paro ha sido la métrica convencional para evaluar el alcance del daño del desempleo, el estudio argumenta que esta medida por sí sola no recoge fielmente la complejidad del fenómeno. Según este, enfocarse únicamente en la tasa de desempleo significa "ignorar información fundamental sobre la situación del mercado laboral y la dimensión del problema social que supone la falta de empleo". La conclusión es clara: se requiere una "nueva forma de medir el desempleo" que considere no solo la tasa de paro, sino también la duración del mismo y la pérdida de ingresos asociada.
¿Qué es el coste social del desempleo?
La Fundación BBVA y el Ivie abordan el desempleo desde una perspectiva de pérdida de bienestar social, considerándolo un costo social. Utilizan tres dimensiones: incidencia (tasa de paro), severidad (duración media del desempleo y pérdida de ingresos por permanecer desempleado) e histéresis (probabilidad de permanecer desempleado).
Para calcular el costo social del desempleo, los autores estiman la pérdida de ingresos de cada trabajador desempleado (diferencia entre su salario potencial y el monto de la prestación o subsidio de desempleo) y la pérdida de bienestar, calculada a través de los ingresos perdidos durante todo el período de desempleo. La suma de todas las pérdidas de ingresos de las personas desempleadas resulta en el costo social del desempleo (CSD).
Parados crónicos y una nueva forma de medir el desempleo
La necesidad de una métrica más holística busca no solo reflejar la situación actual del desempleo, sino también anticipar y abordar tendencias futuras para evitar la "cronificación" de una parte de la población desempleada. Esta propuesta surge como una respuesta a la clara evidencia de que mientras una fracción de la población desempleada logra reintegrarse en el empleo, otra parte queda atrapada en el tiempo en la cola del paro.
Otro dato revelador del estudio apunta a que dos tercios de las personas desempleadas en España no reciben ningún tipo de subsidio de desempleo, subrayando así el desaprovechamiento de recursos y la disminución tanto del bienestar personal (pérdida de rentas y autoestima) como del bienestar social (problemas de integración y cohesión social). Este impacto se magnifica en el caso del paro de larga duración, que afecta a más del 41% de los más de 2,85 millones de desempleados, con un 28% de estos desempleados durante más de dos años.
El informe destaca que el desempleo conlleva un desperdicio de recursos y una disminución del bienestar personal y social. Se enfatiza que estos efectos indeseados se magnifican en el caso del desempleo prolongado o cuando los desempleados carecen de prestaciones. A pesar de la tasa de paro del 11.8% en España (frente al 27% en 2012), la duración y la cobertura de prestaciones son preocupantes, con más del 41% de los 2.85 millones de desempleados siendo de larga duración y un 28% desempleados por más de dos años.
La incapacidad de la tasa de paro para reflejar aspectos sociales relevantes del desempleo lleva a replantear la medición, como la propuesta de Bruselas de la "holgura en el mercado de trabajo". La Fundación BBVA y el Ivie abordan el paro desde la perspectiva de su coste social. Así, se concluye que la caída de la tasa de paro no ha compensado el deterioro del bienestar, destacando la necesidad de indicadores más informativos y políticas centradas en los colectivos vulnerables.
El mayor coste social de desempleo, en el País Vasco
En otro orden de cosas, los resultados regionales del estudio proporcionan una panorámica interesante de las diversidades en la experiencia del desempleo en diferentes partes de España.
Mientras Baleares se destaca como la región con el menor coste social del desempleo, atribuible a la duración media inferior del paro en comparación con otras regiones, el País Vasco enfrenta un alto coste social a pesar de tener la menor tasa de paro. Esta disparidad se explica por la duración media del desempleo superior y la pérdida salarial significativa.
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