La figura del autónomo se ha convertido en un pilar esencial para la supervivencia económica de la España rural. Mientras la despoblación y la falta de relevo generacional amenazan a los oficios tradicionales, como la fontanería, la albañilería o la electricidad, todavía existen profesionales que se ganan la vida en las zonas rurales.
Es el caso de José Luis Gil, un electricista autónomo de 37 años afincado en Arenas de San Pedro, un municipio de Ávila que cuenta con 6.000 habitantes, que ha explicado en una entrevista para NoticiasTrabajo las dificultades que afronta el sector, lo que factura en su empresa y lo que paga a sus empleados.
Electricista por vocación, José Luis dirige su propia empresa desde 2009. Y aunque es hijo de electricista, asegura haber aprendido el oficio desde que tenía 16 años, “trasteando y ayudando en todo lo posible en casa”, y reconoce que su trayectoria ha estado marcada tanto por la pasión del oficio como por la necesidad de asumir riesgos económicos para sacar su empresa adelante. “Me tiré 7 u 8 años económicamente justo, porque todo lo que ganaba era para reinvertir en la empresa. Yo no tenía nóminas”, explica.
Cuánto gana un electricista autónomo
Actualmente, su empresa ‘GIL-QUI Group’ emplea a 5 personas y factura entre 45.000 y 50.000 euros mensuales, según los datos facilitados por el profesional. Sin embargo, a pesar de la estabilidad financiera de la compañía, reconoce que su nómina “es más baja que la de mis empleados”; decisión que ha tomado él mismo para poder seguir reinvirtiendo en la empresa. “Cubro mis gastos, hago un pequeño ahorro y el resto lo destino al negocio”.
“Mi nómina es más pequeña de lo que cobran mis trabajadores. Un trabajador normal, aquí en la empresa, cobra 1960 euros brutos. O sea, casi 2.000 euros”.
Un salario que, según José Luis, es competitivo dentro del sector en las zonas rurales, aunque inferior al de las grandes ciudades. “Aquí facturamos la mitad que en una gran ciudad por los mismos servicios, pero los costes de empresa y de personal son iguales”, lamenta, a pesar de reivindicar su elección de haber elegido vivir y desarrollarse profesionalmente en su propio pueblo. “Me siento privilegiado”.
Diferencias entre un electricista autónomo y asalariado
Sin embargo, el sector de la electricidad ofrece trayectorias laborales muy distintas según se ejerza la profesión como trabajador por cuenta ajena o como autónomo. Mientras los asalariados suelen disfrutar de una mayor estabilidad salarial y una jornada delimitada, quienes optan por emprender asumen una responsabilidad mucho mayor, tanto en lo económico como en la gestión diaria del negocio. “Al final siendo empresario tienes miedo, porque quieres tener trabajo para todos, quieres mantener todo e ir creciendo”, asegura.
Así ocurre en la empresa de José Luis, donde sus empleados cumplen jornadas de 8 horas diarias de lunes a viernes, un horario que considera alineado con las condiciones laborales de otros sectores. “Un técnico trabaja sus 8 horas y se va a casa, yo no. Yo puedo hacer mínimo 12 horas al día o incluso 14, y hay semanas que trabajo de lunes a domingo”, explica.
Esto se resume en “la seguridad de que a final de mes cobras un sueldo”, asegura José Luis, “además de la responsabilidad, que se reduce a lo justo, a tus 8 horas diarias y hasta el día siguiente”. En su caso, y con el riesgo que conlleva ser autónomo, reconoce que tuvo que pedir ayuda a su familia y que, quizá en esos momentos habría preferido la situación que tiene un asalariado. Sin embargo, José Luis nunca ha tirado la toalla, porque “tenía un sueño y fui a por todas”, ha concluido.

