Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), ha avivado las ascuas de la mesa del diálogo social. Aseguraba que “si la reducción de jornada sale por ley, muchos convenios se paralizarán”. Una afirmación que no ha sentado nada bien a sus compañeros de negociación, los sindicatos UGT y CCOO que han sido claros y muy concisos: “él sabrá lo que hace” y han advertido de que habrá movilizaciones por parte de los trabajadores.
La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas sigue protagonizando encuentros entre agentes sociales (sindicatos y patronal) y el Ministerio de Trabajo y Economía Social de Yolanda Díaz. Ante la próxima cita el día 29 de junio, el líder de la CEOE ya calienta motores asegurando que “tan democrático es decir que sí como decir que no”. Y es que no ve viable que se baje la jornada de trabajo de 40 horas a 37,5 horas manteniendo el mismo salario.
Los sindicatos llaman a la movilización de los trabajadores
El secretario general de CCOO, Unai Sordo, en declaraciones a El País, ha destacado que las palabras del presidente de los empresarios españoles son “una amenaza” y Pepe Álvarez, de UGT, ha avisado “el sabrá lo que hace, pero frente a la patronal que obstruye está la capacidad para movilizarse de los trabajadores”.
Para Sordo, el principal problema radica en que la cabeza visible del tejido empresarial español, entiende que cualquier elemento del mercado laboral que haya que modificar “es cambiar la reforma laboral”. Pero, enseguida explica que “esto no es así, había un perímetro pero no se abordaron otras cuestiones”.
Y es que, para entender estas palabras, hay que remontarse a la prevalencia de convenios. El secretario general de CCOO manifiesta en el medio antes citado, que entiende el enfado porque para ello no contasen ni con patronal ni con los representantes sindicales. Pero “se trata de un argumento un poco tonto”.
Reducir la jornada laboral a 37,5 horas “es hacer política”
Los sindicatos apelan a la conciencia y a la coherencia. Y así, explica Sordo, “reducir la jornada laboral a 37,5 horas es hacer política, pero dejarla en 40 horas también. Al igual que subir el SMI (Salario Mínimo Interprofesional) o congelarlo”.
Por su parte, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, también se ha mostrado sorprendido por la postura de Garamendi cuyas palabras ha definido como “cansinas” y pide “argumentos nuevos”.
“Que se siente a negociar las 37,5 horas de reducción de jornada y hablemos de lo que nos preocupa, porque un día dicen una cosa y al día siguiente, otra”. Aunque es consciente de que “el acuerdo no va a ser fácil no va a ser imposible”. Ha hecho referencia a otros elementos que entran en la negociación, los llamados colaterales.
Entre ellos se encuentra el control horario, la jornada laboral o el tipo de trabajo. Ha recordado a la patronal que “es una negociación circular y de ahí viene la convocatoria de movilizaciones en septiembre”.
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