César Ramírez, de 63 años, tendrá que vivir en la calle con su esposa enferma: “No queremos quedarnos en la calle a fin de mes y necesitamos poder pagar el alquiler”

Su post en redes sociales se hizo viral rápidamente, ya que refleja la realidad de muchos argentinos.

Darío César Ramírez andando por la calle |Darío César Ramírez | TN
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Un hombre está pasando por una situación totalmente desesperante ya que, a sus 63 años, se verá obligado a vivir en la calle con su esposa que tiene una enfermedad crónica por no poder pagar el alquiler ni las medicinas que su mujer necesita. Ante esta situación, publicó un post en redes sociales pidiendo trabajo y ayuda que rápidamente se hizo viral y tuvo un montón de reacciones.

Darío César Ramírez, de 63 años y natural de Escobar (Argentina), es un electricista con una amplia trayectoria en mantenimiento industrial y general, además de experiencia en logística terrestre y marítima, pero esto no le ha sido suficiente para sortear la falta de oportunidades que ahora le obstaculiza.

Su historia, compartida en LinkedIn y que tuvo miles de impresiones en cuestión de horas, parece una broma, pero no lo es. De hecho, refleja la realidad que viven muchos otros argentinos que sienten que se quedaron fuera del sistema.

Necesita trabajar para pagar el alquiler y la medicación de su mujer enferma

“S.O.S Solidario. Te pido un minuto para leer y compartirlo. ¡Necesito, deseo y quiero trabajar!”, comienza la publicación de Darío César, para seguir explicando su situación y por qué necesita trabajar con urgencia.

“Con mi señora, Gladys Maurente, atravesamos una situación bastante complicada. No queremos quedar en la calle a fin de mes y necesitamos poder pagar el alquiler además de comprar sus remedios mensualmente debido a su enfermedad crónica: hipotiroidismo, ataques de pánico y ansiedad. El que sufre sabe de qué hablo”.

Darío comenzó su post pidiendo ayuda de forma bastante educada y con la intención de que la gente lo compartiera al menos: “Te pido 1 minuto para leer y Compartirlo....Gracias. Agradezco a las personas que me brindan, su ayuda, con lo que pueden, colaboran y a los que comparten mi C.vitae”.

En una entrevista con el medio argentino TN, Darío explicó su experiencia laboral y la diversidad de trabajos que ha desempeñado a lo largo de su vida. “Soy electricista, oficial electricista, mantenimiento industrial, eléctrico, general, y trabajé mucho tiempo en logística. Operaciones terrestres, marítimas, con camiones, con buques de carga, exportaciones, operaciones de campo en logística, mantenimiento general de herramientas eléctricas que hice en Pichín y en otras empresas también”, detalla.

En su discurso, Darío muestra su interés por seguir trabajando y pone en valor su experiencia, a pesar de que el mercado laboral actual no le brinda la ocasión de demostrarlo: “Trabajé siempre, toda mi vida, desde los 18, 19, 20 años, hasta la actualidad y quiero seguir trabajando. No me puedo jubilar porque no tengo la edad, tengo 33 años de aporte, pero me faltan dos años para jubilarme. Inclusive, si así me jubilara, también necesito trabajar. Uno sabe cómo está el sistema hoy y el país, así que no me queda alternativa. Es como que te encontrás fuera del sistema”, se lamenta este electricista, recordando también que no tiene la posibilidad de jubilarse aún.

Para colmo, su mujer Gladys se encuentra enferma y necesita una serie de ciudadanos y medicinas que no son gratuitas. Tiene hipotiroidismo, ataques de pánico y ansiedad. “El tema de salud mental es muy perjudicial en Argentina. Yo convivo 24 horas con esta persona. Hay días que está bien, hay días que está mal, hay días que está depresiva, en cama, sin ganas de levantarse. Todo esto fue consecuencia también de la pandemia y los encierros. Gracias a Dios yo estoy bien, tengo un físico para trabajar y sigo trabajando en el buen sentido”, explica Darío.

Darío César Ramírez con su mujer | tn.com

Cómo lleva el no poder trabajar

Viven una situación económica bastante complicada. Aunque Darío estuvo trabajando hasta el pasado mes de mayo, con un contrato que finalizó, después apenas ha tenido un par de entrevistas de trabajo. “Todos me dicen que tengo un buen currículum, pero más de ahí, nada concreto. En tres meses prácticamente estoy sin empleo. Hoy me llamó un empresario, me dijo que la situación del país es incierta por las elecciones. La política también nos arrastra a esta situación”, explicó.

Darío asegura que no busca donaciones, sino una oportunidad laboral real. “No quiero donaciones, quiero trabajar. Tengo ganas, voluntad, deseo y necesito trabajar. Mis manos y mi cuerpo están para trabajar”, remarcó.

A lo largo de su vida, Darío también incursionó en otras áreas. Fue camarógrafo particular, trabajó en un medio periodístico en Concordia, fue fotógrafo y realizó trabajos de radio. Sin embargo, reconoce que la edad y la falta de oportunidades dificultan insertarse en el mercado laboral nuevamente.

Sobre su ética de trabajo, no tiene dudas: “Responsabilidad, honestidad, sincero, no soy de faltar nunca. Que me prueben: si algo no lo sé, lo aprendo rápido. Mis experiencias laborales anteriores están registradas. Soy responsable de mi trabajo y aprendo rápido si hay algo que no conozco”.

Darío César Ramírez en su antiguo trabajo | tn.com

Un mercado laboral que le excluye

El mercado laboral, según Darío, es competitivo y muchas veces excluyente. “Sí, hay trabajo de electricidad. El tema es que hay mucha competencia. Para trabajar en electricidad necesitás transportar escaleras y herramientas, y yo ando a pie. No tengo un móvil, no tengo nada. Solo una mochila con herramientas y voy de acá para allá”, explicó.

El hombre reconoce que pedir ayuda no es fácil, pero aprendió que es necesario para avanzar. “Por un lado me cuesta pedir ayuda. Necesitaba desahogarme y ordenar la cabeza. Una persona me dijo: ‘Darío, pedí ayuda’. Y mucha gente solidaria respondió. Algunas no, no importa. Pero hay mucha gente solidaria”, dijo.

Darío no solo está pidiendo ayuda con su publicación de LinkedIn, sino que también está lanzando un llamamiento para actuar ante la falta de oportunidades que tienen estas personas de avanzada edad que aún no pueden jubilarse, pero se han quedado sin trabajo. 

“Lo que quiero transmitir a quienes puedan contratarme es que voy a trabajar, caiga piedra, truene o llueva. No llego tarde, no falto. Aprendo rápido y doy lo mejor de mí. Tengo experiencia y capacidad, y si algo no lo sé, lo aprendo. Solo necesito que me den la oportunidad”.

El objetivo de este electricista de toda la vida, padre de dos hijas adultas, está claro: trabajar para sobrevivir, cuidar la salud de su esposa y demostrar que la experiencia y las ganas no tienen edad.

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