Son muchas las dudas que entran en juego cuando un estudiante decide preparar unas oposiciones, mucho más si lo hace por cuenta propia, esto es, sin la ayuda de un tutor o preparador. Y es que, sin lugar a dudas, existen algunas cuestiones que siempre se repiten en el tiempo: ¿cuántas horas estudia un opositor? o ¿cómo se planifica el tiempo de estudio?
Lo cierto es que más allá de las fórmulas matemáticas, no hay una única respuesta a estas dudas eternas. La solución pasa en muchos casos por saber cómo organizarse para estudiar unas oposiciones. Sin embargo, a continuación se plantean una serie de técnicas infalibles que se deben tener en cuenta a lo largo del que es, con toda probabilidad, un largo camino hacia el éxito o, lo que es lo mismo, conseguir una plaza como funcionario público. Ahí es nada.
Conviene saber antes de comenzar que no se va hablar de lo típico respecto a este asunto, por otra parte, tan amplio. Vamos a dar un paso más allá. De hecho, tocaremos temas de los que normalmente no se ponen sobre la mesa: la motivación, el descanso o el deporte. Parece que estudiar es algo intrínseco a un opositor, pero no hay que olvidar que muchos tiran la toalla por el camino por falta, precisamente, de tener la fuerza suficiente para continuar con la intención de trabajar algún día en las Administraciones Públicas. Aquí entra en valor la psicología.
5 preguntas para aprobar unas oposiciones
En lo que se refiere a oposiciones, la planificación es clave. Lo primero que se debe saber es que opositar es un trabajo en sí mismo. No se trata de pasar el rato como cuando se iba al instituto, va mucho más allá. Hay que sudar la camiseta. Cada hora cuenta y no, no por estar más en frente de un pupitre, se van a conseguir mejores resultados. Seamos realistas.
Ser productivo es clave. Aprovechar cada oportunidad, cada ratito libre, exprimiendo hasta el último minuto. Eso es opositar. Si se va a la biblioteca con la mera idea de pasar el día subrayando apuntes o mandando mensajes con la ayuda del móvil, probablemente no se llegue a nada. Hay que hacer un ejercicio de introspección con uno mismo. Pero lleguemos hasta el fondo de lo que acontece.
Cuando nos enfrentamos a libros, bolígrafos y apuntes, hay que hacerse algunas preguntas e incluso apuntar las respuestas en una agenda o bloc de notas para tenerlos siempre presentes. Insistimos, siempre. Esto puede suponer un antes y un después.
- ¿Cuántas horas se le va a dedicar a estudiar al día?, ¿a qué hora se pretende comenzar?, ¿y acabar?
- ¿Cuántos días a la semana?, ¿alguno de ellos estará destinado al repaso?, ¿y hacer test o simulacros?
- ¿Cuánto durarán los descansos?, ¿cuáles serán los objetivos?
- ¿Qué materiales o recursos se van a necesitar?, ¿están ya preparados?
- ¿Qué otras tareas necesitan ser cubiertas de forma imprescindible y cuánto tiempo conllevan?
Técnicas infalibles para preparar unas oposiciones
Acabar con las distracciones puede parecer algo obvio, pero no siempre se cumple. Un error muy común pasa por no tener un lugar fijo de estudio. Esto dificulta enormemente la capacidad de concentración. No se trata de tener un sitio intocable, pero sí fijo. Otro punto clave a tener en cuenta es disponer de un plan siempre a mano.
Así es, antes de coger el toro por los cuernos, es de vital importancia crear una buena planificación. Parece obvio, aunque no siempre lo es y se cae en el error de ir improvisando con los apuntes cada día. Es más, este es uno de los puntos más difíciles de cumplir. Tampoco hay que olvidar contar con un temario actualizado.
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