Entrar a un supermercado en Estados Unidos suele sorprender a los extranjeros por sus novedades o productos que jamás podríamos imaginar a la venta en España. Pero para una farmacéutica española, descubrir lo que se vende en una farmacia estadounidense, directamente, es otro nivel.
Elena, farmacéutica española, ha contado en sus redes sociales (@infarmarte) el auténtico shock que se llevó en su primer paseo por una farmacia de Nueva York. El contraste no solo es cuestión de marcas o envases llamativos, sino de medicamentos que aquí serían impensables sin receta y que allí están al alcance de cualquiera.
De antídotos para la sobredosis a paracetamol ‘extrafuerte’
La primera bofetada de realidad llega en la estantería de los medicamentos de emergencia: “Lo más surrealista ha sido encontrar naloxona de venta libre, el medicamento que se usa para revertir la sobredosis de opioides como el fentanilo”. Además, añade que este producto viene con instrucciones muy claras para administrarlo incluso a personas inconscientes.
El hecho de que cualquiera pueda comprar sin más el antídoto de las sobredosis habla de un país acostumbrado a convivir con la epidemia de los opiáceos: “Es chocante, pero también te dice mucho sobre la situación que viven aquí”, lamenta.
La sorpresa continuó con la melatonina. Elena recalca la facilidad para conseguir este producto en dosis que en España serían ilegales sin receta. En Estados Unidos se vende en comprimidos de hasta 10 e incluso 12 mg, cuando en España lo máximo permitido sin receta es 1,99 mg. “Además, la tienen en formatos que aquí ni existen, como en jarabes”, destaca.
Elena se topó con inhaladores infantiles con corticoides, destinados a tratar alergias, también a la venta y sin ningún tipo de control médico. Algo que, según recalca, “en España sería totalmente impensable”.
La misma lógica se aplica a las pomadas antibióticas y con corticoides, disponibles en el lineal como cualquier crema hidratante, en contraste con la regulación estricta que rige en el sistema español.
El choque cultural se percibe incluso en los productos más cotidianos. El paracetamol de 500 mg, lo presentan como ‘extrafuerte’, cuando en España la mayoría de los pacientes considera que esa dosis apenas tiene efecto y prefiere el gramo habitual. “La mayoría de españoles te dicen que el de 500 mg no le hace nada, que prefieren el de 1 g”, señala la farmacéutica.
Y como sorpresa final, Elena destaca “la cantidad de antiácidos en formato gominola que había”, un ejemplo más de la comercialización desenfrenada y la transformación del medicamento en un producto de consumo masivo.
La experiencia de Elena demuestra las diferencias en la normativa de las farmacias en España y Estados Unidos. Mientras en España la venta de medicamentos está muy controlada, en Estados Unidos es mucho más fácil acceder a productos que aquí requieren receta.
Esa diferencia, según la farmacéutica, supone una ventaja en rapidez pero también un mayor riesgo para el paciente. Para los profesionales formados en el sistema español, el modelo estadounidense resulta difícil de asumir.
