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Un profesor llama “idiota” a un alumno en clase y el director le sanciona: la justicia confirma que el castigo es justo y proporcional

El director del instituto le sanciona por insultar a uno de los alumnos y la justicia, tras años de batalla legal, considera que el castigo es proporcionado al hecho y mantiene la sanción.

Un profesor dando clase
Un profesor dando clase |EFE
Lucía Rodríguez Ayala
Fecha de actualización:
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Un insulto en clase ha terminado con años de batalla judicial y una sentencia desfavorable para un profesor que llamó “idiota” a uno de sus alumnos en mitad de una clase. El incidente, ocurrido en 2019, parecía un conflicto más de los que pueden ocurrir en cualquier aula, pero la cosa no quedo ahí y el director le impuso una amonestación escrita al docente, que decidió que no iba a aceptarla.

La guerra judicial arrancó en los tribunales de Módena (Italia), donde según recogen desde ‘Il Messaggero’ el docente intentó librarse la sanción argumentando que era injusta y desproporcionada. Sus justificaciones no convencieron al tribunal, que dio la razón a su superior en el instituto, confirmando así la sanción impuesta. 

Pero la guerra judicial no terminó ahí, el profesor apeló la sentencia, pero no tuvo suerte, por lo que terminó llegando hasta la Corte de Casación, el máximo órgano judicial del país, equivalente en Italia del Tribunal Supremo, para decidir si insultar a un alumno con un “idiota” merecía realmente esa amonestación.

La justicia considera que el castigo al profesor es proporcional a su comportamiento

El propio profesor reconoció haber insultado a su alumno llamándole “idiota” algo que resulta clave en el caso, pero negó haber insultado a toda la clase con calificativos como “cerdos” o “animales”, que se había dicho según algunas versiones. 

El Supremo considera que la sanción interpuesta por el director del instituto es legítima y, sobre todo, “proporcional al comportamiento” del docente. Según los jueces, el código disciplinario es claro y no se puede faltar al respeto a los alumnos, por lo que una amonestación escrita es lo mínimo por llamar “idiota” a un estudiante.

El tribunal descarta cualquier otro argumento, ni la forma de comunicar la sanción (por correo certificado) ni las quejas sobre otros insultos han pesado en la decisión final. Para el Supremo, la motivación es “adecuada y suficiente”.