No hacer caso a las notificaciones de los caseros puede salir caro a los inquilinos, y más si estas llevan mensajes importantes como puede ser la no renovación del contrato de alquiler. Así lo pone de manifiesto una sentencia de la Audiencia provincial de Barcelona, en la que el inquilino ha sido condenado a desalojar la vivienda e indemnizar al propietario con más de 2.000 euros por ocupación, tras quedarse instalado en el inmueble pese a haber sido avisado por burofax de la no renovación del contrato de alquiler.
En este caso, según se pone de manifiesto en la sentencia, tras años de relación entre el casero y el inquilino, y prorrogar el contrato en alguna ocasión anterior, llegada la nueva fecha de vencimiento del mismo, el casero notificó al inquilino por burofax su intención de no renovar dicho arrendamiento.
Estas notificaciones, pese a haber sido enviadas al domicilio alquilado, en el que residía el inquilino, no fueron recibidas por el mismo. Que siguió ocupando la vivienda, y argumenta que al no tener noticias de la intención del casero de no continuar con el contrato, el mismo se entendía prorrogado por un año más.
La justicia considera que la pasividad del inquilino por recoger la notificación no tiene que perjudicar al casero
Aunque en un principio el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Granollers dio la razón al inquilino, el casero recurrió la sentencia, que ha llegado hasta la Audiencia Provincial, fallando a su favor.
Esta considera que pese a que las notificaciones no hubieran sido recibidas por el inquilino, habían sido enviadas al domicilio correcto, y “pese a ser notificado de que el burofax se encontraba a su disposición en la oficina de Correos, no promovió actuación alguna para recogerlo”.
En base a esto, y a la jurisprudencia citada en la sentencia “un Burofax no entregado por ser rehusado o no retirado no implica una acreditación de falta de conocimiento por parte del destinatario, sino que, por el contrario, prueban la voluntad renuente del mismo a recoger la documentación correspondiente y ser notificado”
La Audiencia considera, por tanto, que se entiende cumplida por el casero la obligación del casero de avisar con 30 días de antelación de la no renovación del contrato. Si el inquilino no leyó el contenido de los burofaxes, fue porque no mostró interés en recogerlo. Por tanto, la pasividad del mismo no tiene por qué perjudicar los derechos del casero.
En este caso, la Audiencia Provincia de Barcelona, da la razón al casero, ordenando al inquilino abandonar la vivienda en el plazo legar, y le condena a pagar al propietario 2.206,40 euros en concepto de indemnización por ocupación.
No obstante a dicha sentencia, aún cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo, que será quien, si llega el caso se encargará de dar la resolución definitiva, unificando el criterio de ambas sentencias.
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