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Un ingeniero de software, 42 años: “Pasé de ganar 150.000 dólares a vivir en una caravana por culpa de la IA”

Shawn K fue despedido de su trabajo hace dos años por la llegada de la Inteligencia Artificial. Desde entonces, la búsqueda de empleo se ha convertido en su peor pesadilla.

Shawn, ingeniero de software sin hogar despedido por la IA
Un ingeniero de software, 42 años: “Pasé de ganar 150.000 dólares a vivir en una caravana por culpa de la IA” |DailyMail.com
Fernando García Ferrer
Fecha de actualización:
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Hay teorías de que la inteligencia artificial va a destruir empleos en el futuro, pero para este ingeniero de software es su realidad desde hace dos años. Shawn K, a sus 42 años, ha pasado de cobrar seis cifras a vivir en una caravana y ganarse la vida como repartidor. Todo esto tras ser descartado más de 800 veces en procesos de selección para diferentes trabajos en los que predominan los algoritmos y los robots.

“Al meterme en mi pequeña cama individual dentro de mi caravana, aparcada en un terreno rural sin construir en el interior de Nueva York, y después de pasar seis horas repartiendo para DoorDash (una plataforma de entrega de comida a domicilio) y ganar menos de 200 dólares en el día, reviso mis correos una última vez antes de dormir: ninguna respuesta de las 12 solicitudes de trabajo que envié la semana pasada para puestos de ingeniería en los que estoy más que cualificado”, escribió el estadounidense en su blog personal.

La nueva realidad de Shawn tras ser desplazado por la IA

Antes, su vida era otra: 150.000 dólares (128.000 euros aproximadamente) de sueldo al año, estabilidad y certeza de que los ingenieros siempre tendrían un hueco en el mercado laboral. Pero llegó la ola de despidos masivos en Silicon Valley, las empresas abrazaron la IA como excusa para recortar costes y el futuro de Shawn dio un giro de 180º.

“Algo ha cambiado en la sociedad en los últimos dos años y medio. La IA está haciendo que ya no necesitemos mano de obra humana para crear valor económico. Las empresas lo han visto claro: si puedes tener el mismo producto y gastar la mitad, ¿por qué no hacerlo?”, reflexiona.

Desde entonces, lo ha intentado todo. Ha enviado casi 800 solicitudes de trabajo, la mayoría sin respuesta, y ha hecho entrevistas donde, según él, “a veces sabes más que quien te está entrevistando”. Pero los sistemas automáticos de filtrado de currículums y los algoritmos de selección no perdonan: “Creo que mi edad juega en mi contra y que los bots me descartan porque mi currículum no menciona las palabras mágicas de moda en la IA”.

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Shawn K y su nuevo hogar | DailyMail.com

Shawn cuenta que empezó buscando puestos de engineering manager, pero luego bajó el listón y hasta se ofreció como desarrollador de plantillas de Wordpress por la mitad de lo que cobraba antes, sin éxito. Ni siquiera puede pagar cursos para reciclarse o reinventarse: “No tengo ni el colchón económico para aguantar unos meses creando mi propio software, aunque sé que podría generar millones”, lamenta en una entrevista para DailyMail.com.

Su día a día ahora es luchar contra la burocracia del paro, repartir comida a domicilio y tratar de no venirse abajo: “Esto destroza el cuerpo y la mente… Me esfuerzo en pensar en positivo, hago yoga, salgo al campo, hablo con amigos… pero hay días que pierdo la batalla”. Aun así, no pierde la esperanza: “He pasado por momentos más difíciles que este… pasé de estar sin hogar en mi coche en Oakland, a tener tres casas en cuatro años. Sobrevivir está en mi ADN”.

Va a afectar a más personas

Shawn avisa que su caso no es la excepción, sino el principio de lo que viene: “La gente piensa que la IA va a reemplazar trabajos en el futuro lejano, pero ya está ocurriendo ahora. Lo mío no es un drama personal, es una tendencia que va a pillar a mucha más gente”.

En su reflexión final, pide un cambio de sistema: “¿Por qué no dejamos que las máquinas trabajen y nos preocupamos de verdad por lo importante? Hay que poner el derecho a la vivienda y la comida por encima de los beneficios empresariales. Un ingreso básico universal es el mínimo para que no nos lleve la próxima ola”.