Un anciano de 78 años y enfermo de Parkinson fue víctima de una estafa por parte de un vendedor de colchones que le engañó para que firmase un préstamo a pesar de que el jubilado ya contaba con otra deuda desde hacía meses. Ahora, la Justicia se ha pronunciado con la sentencia 164/2021 del Tribunal de la Audiencia Provincial de Santander (1 de julio de 2021) donde reconoce que el estafador tendrá que pagar una indemnización al anciano.
Los hechos sucedieron en 2019 cuando el vendedor de colchones acudió a la casa del jubilado y se presentó como el representante de una empresa de descanso. Según dicta el juez, se aprovechó de la enfermedad de Parkinson que tenía el hombre de 78 años, lo que reducía mucho su capacidad de comprensión. Gracias a eso, consiguió convencerle para que firmase un contrato de financiación con una entidad de crédito por un importe de 1.896 euros y le prometió que se iba a llevar el colchón anterior y que eso sólo le costaría 400 euros más.
Pero al final el vendedor no cumplió y el jubilado tuvo que asumir un nuevo préstamo que sumó a otro que había pedido meses antes y al que apenas podía hacer frente. La defensa del acusado, durante el juicio, reconoció que los hechos eran ciertos y el juzgado estableció una cantidad de 2.995 euros para la indemnización y los gastos ocasionados.
Y es que, en muchas ocasiones, las personas mayores son víctimas de estafas por parte de los propios bancos e incluso de sus familiares, como sucedió a una mujer de 80 años en Argentina que al final terminó cobrando una indemnización de miles de euros del banco.
La Justicia dictó que el engaño estaba probado
La Audiencia Provincial de Santander consideró acreditado que el acusado actuó con “la idea preconcebida de obtener un beneficio económico ilícito” aprovechando el estado de salud frágil del denunciante y su menor capacidad de comprensión. Todo esto derivado de la enfermedad de Parkinson que padecía.
El tribunal señaló que además de estafarle, le engañó ya que simuló actuar en nombre de la misma empresa a la que el anciano le había comprado el primer colchón.
