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El James Webb caza por primera vez un ‘planeta pastor’ y confirma la teoría que explica cómo nacen los sistemas solares

El telescopio descubre TWA 7b, un gigante gaseoso más ligero que Saturno que esculpe el anillo de su estrella a 110 años luz.


Imagen del disco que rodea la estrella TWA 7
Imagen del disco que rodea la estrella TWA 7, obtenida con el instrumento SPHERE del Very Large Telescope de ESO |JWST/ESO/Lagrange
Francisco Miralles
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No es un planeta cualquiera. El James Webb Space Telescope ha conseguido por primera vez poner cara a uno de los llamados planetas pastor, el tipo de mundo teórico que esculpe los anillos de polvo alrededor de las estrellas jóvenes. La noticia, publicada en la revista Nature, supone un golpe en la mesa en la carrera para entender cómo se forman los sistemas solares. Europa y en concreto Francia se apuntan el tanto y desplazan el foco de la épica tecnológica hacia la revolución científica.

TWA 7b, el planeta detectado, se convierte en el más ligero jamás visto por imagen directa, con una masa similar a la de Saturno. Además, aparece exactamente en el sitio donde la teoría decía que tenía que estar: dentro de un hueco esculpido en el anillo de polvo que rodea a su estrella, situada a 110 años luz de la Tierra.

Anne-Marie Lagrange, investigadora principal del CNRS francés, lo celebra sin rodeos: “Por fin podemos ver a uno de estos planetas pastor en acción y no solo imaginar su efecto”. Hasta ahora los astrónomos solo podían observar los huecos en los discos de polvo, pero nunca al responsable directo. La imagen captada por el Webb es la prueba definitiva de que la teoría era cierta.

El descubrimiento rompe la rutina de los récords técnicos y va mucho más allá de una simple marca en la lista de exoplanetas. El telescopio, equipado con un coronógrafo para bloquear la luz de la estrella, ha conseguido distinguir el brillo infrarrojo de TWA 7b, un planeta todavía caliente tras su reciente nacimiento. La estrella que orbita es un bebé cósmico, con apenas seis millones de años. TWA 7b se mueve a una distancia de su sol equivalente a 52 veces la que separa la Tierra del nuestro, justo en el centro de un hueco en el disco de polvo.

Mientras la NASA y la ESA celebran el récord de ligereza y la capacidad del Webb, los científicos franceses marcan el matiz: aquí está la prueba visual del planeta que talla los anillos. “Hemos visto por fin el eslabón perdido de los sistemas planetarios”, subraya Lagrange. Ahora ya no hay dudas sobre el papel de estos gigantes gaseosos en la arquitectura de los sistemas solares. La hipótesis de los planetas pastor, que explicaba cómo se distribuyen los anillos y huecos, pasa de la simulación por ordenador a la imagen real.

El descubrimiento no solo cierra décadas de debates científicos, sino que abre una nueva etapa para la astronomía planetaria. Cada hueco observado en un anillo de polvo será desde hoy una pista directa de la presencia de un planeta en formación. Con Webb y los futuros telescopios como el Extremely Large Telescope que llegará en 2028, los astrónomos se preparan para el próximo salto, que es, el ver nacer mundos parecidos a la Tierra y responder a la pregunta de si somos únicos en el universo o solo otro sistema más con sus propios ‘pastores’.

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