La protesta sanitaria y multitudinaria en Madrid da el relevo a la huelga de transportes

Domingo histórico: más de 650.000 personas recorrieron el centro de la capital española para reclamar medios y recursos para una Atención Primaria en estado crítico. El día culminó con el inicio de la huelga indefinida de los transportistas.

Manifestantes durante la huelga de Sanidad en Madrid
Manifestantes en la huelga de sanidad en Madrid
Javier Martín

La multitudinaria manifestación de la Sanidad Pública cerró el fin de semana, pero no las reivindicaciones. Durante la madrugada del domingo al lunes, también ha dado comienzo la huelga de transportistas. Dos problemáticas dirigidas a mandatarios distintos, pero que llegan en un momento político convulso, al igual que la economía, marcada por la inflación.

Mientras que las quejas del sector transportes se dirigen al Gobierno central, la cuestión sanitaria se ciñe al aspecto autonómico, con la gestión del equipo de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid en el disparadero. Pero la raíz de la cuestión sí posee implicaciones nacionales. Manifestaciones de este tipo se han sucedido desde la pandemia.

La última, a colación de saber que se necesitan enfermeros y enfermeras. Hay más que médicos. Tampoco es nueva la cruzada transportista, que sigue reclamando la solución de los mismos problemas que hace medio año con el Black Friday y la Navidad a la vuelta de la esquina, dos de las fechas señaladas en rojo por el sector del comercio, asomando a la vuelta de la esquina.

Protesta de la Sanidad Pública en Madrid: ¿qué se pide y cuál es la causa de las protestas?

Los corrillos madrileños sanitarios afirmaban que era cuestión de tiempo. Más de tres o cuatro días, semanas o incluso la no disponibilidad de citas en la Atención Primaria de la Sanidad Pública, sin contar la consecuente dilación de la posterior derivación al facultativo especialista, han hecho prender la mecha de la ciudadanía ante el modelo de Ayuso.

Más de 650.000 personas, la mayoría ‘batas blancas’, según las cifras oficiales del Ayuntamiento madrileño, se manifestaron en un recorrido céntrico portando pancartas ilustradas con los textos: “La Sanidad no se vende, se defiende” o “Madrid se levanta contra la destrucción de la Atención Primaria”. La presidenta, en la diana de todas las críticas, contó con hasta una representación similar a Pinocho. No faltaron los “Ayuso, dimisión”, por las calles de Atocha, Recoletos o Cibeles.

Mientras el PP se defendía tildando el acto como un ataque al gobierno de la Comunidad de Madrid y no como uno reivindicativo, la meta de la manifestación, en Cibeles y las puertas del Ayuntamiento, recogía las grandes peticiones: la principal, los recortes en la Atención Primaria, vital para abordar cualquier urgencia sanitaria.

Aunque también se reclamaron las mejoras laborales o el incremento de personal sanitario, muy mermado y con un desgaste considerable tras la pandemia. El plan de reapertura de las urgencias extrahospitalarias, en el que Madrid es la única autonomía que no ha reabierto este servicio tras dos años de pandemia, fue otra voz en grito.

Comienza la huelga de transportistas

Pocas horas después, el contador de las protestas volvió a activarse. Concretamente, a medianoche, cuando sonó el chupinazo que alertaba del comienzo de las del sector transportes. El germen que dio lugar a la movilización más drástica en la historia reciente nacional española por sus notables consecuencias en la cadena de distribución del país sigue vivo.

A pesar de que la huelga pareció saldarse con medidas como el descuente de 20 céntimos por litro de carburante o la modificación de la ley de cadena de transporte, que garantiza que los transportistas no trabajen a pérdidas, no se han acabado de cumplir. O, al menos, no han tenido el efecto esperado. Es decir, reclaman que esas promesas se hagan efectivas del todo. O lo sean más.

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha aseverado que el Gobierno “ha cumplido todos los acuerdos alcanzados con el sector del transporte”, además de reafirmar que se continúa trabajando para mejorar un contexto que ha visto como el escenario se ha ido despejando. Pero se ha encargado de recalcar que, en caso de producirse situaciones en las que se incumple la ley, existe un sistema de denuncia.

Aunque, sin embargo, el nivel de alerta en La Moncloa se ha reducido considerablemente al ser conscientes de que los apoyos iban a ser mínimos, estando solamente impulsada por la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera, de la que el 86% de los miembros votó ‘sí’. Será de carácter indefinido, aunque el devenir de los hechos acabará estableciendo su verdadera duración.

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