La principal ventaja del teletrabajo es la mayor flexibilidad y conciliación de la vida laboral y personal que aporta. A esto se le suma el ahorro en gasolina o en el abono transporte, al ahorrarnos los desplazamientos hasta el centro de trabajo. Al contrario, puede aumentar el coste de los suministros de casa, especialmente en lo que se refiere al aire acondicionado o a la calefacción, dependiendo de la época del año, para poder trabajar a gusto.
Ahora en invierno, seguro que muchos trabajadores pueden dar fe de ello, y Talya Honebeek es una de ellos. “Odio los meses de invierno. El problema es que me parece contradictorio encender la calefacción cuando estoy sola en casa, sobre todo porque el calor se escapa nada más apagarla”, ha contado en primera persona para el medio ‘Daily Express’, donde ha relatado qué productos usa para no tener que encenderla y, así, ahorrarse un buen dinero.
Los productos con lo que “no podría vivir” teletrabajando en invierno
Honebeek ha asegurado que “ahora no podría vivir” teletrabajando en invierno sin cinco productos en concreto. El primero de ellos es la manta eléctrica: “suelo ponérmela por la mañana, cuando llego a casa después de llevar a los niños a la guardería, para entrar en calor mientras empiezo a trabajar, y siempre cumple su función”.
El segundo es un chal calefactor: “aunque la manta calefactora es ideal para cuando estoy sentada en mi escritorio por la mañana, tiene cable y, por lo tanto, está fija a mi escritorio. Así que cuando quiero ir a comer o hacer un breve descanso de la pantalla, cambio rápidamente a mi chal calefactor”.
En tercer lugar, aconseja usar bolsas de agua térmicas, que suele colocar en la zona lumbar. Además de darle calor, afirma que le ayuda con sus dolores y molestias musculares. Otro imprescindible para ella son los calentadores de manos, ideales para los que sienten mucho frío en los dedos. Y, en relación a esto, añade los mitones, es decir, guantes sin dedos, “ya que me calientan las manos y me permiten escribir con eficacia”.
La joven reconoce que estas alternativas a encender la calefacción cuestan dinero, “ya sea por la compra inicial o por el gasto posterior”, pero que a ella le funcionan.