La palabra desabastecimiento vuelve a colmar todos los titulares. Y sobre todo por un solo producto: el aceite de girasol. Seguro que jamás pensaste que una avalancha de gente iba a acabar con todas sus unidades en el supermercado, hasta el punto de que tiendas como Mercadona han decidido limitarlo. Pero si eres una de las personas que lo solía usar, no tienes de qué preocuparte, porque existen alternativas que van a hacerte olvidarlo para siempre.
Primero porque son opciones más saludables, teniendo que estar entre nuestras prioridades cuidarnos y comer mejor, y segundo porque van a darle a tus recetas un toque diferente para dejar a tus comensales con la boca abierta. Y hablamos de todo tipo de elaboraciones, comenzando por los dulces por ser uno de los principales usos que tradicionalmente se le ha dado a este producto. Así que tranquilidad en las masas, nunca mejor dicho, porque no te vas a quedar sin tus bizcochos o galletas.
Cómo sustituir el aceite de girasol en tus postres
Por mucho que falte aceite de girasol, vas a poder disfrutar de tus caprichos dulces. En este campo de la cocina hay un producto que en los últimos años se ha convertido en el rey indiscutible de la repostería. Lo puedes encontrar en cualquier supermercado y lo recomiendan los propios nutricionistas para crear postres más saludables. ¿Cuál es? El aceite de coco, asegurándote que no va a volver a faltar en tu cocina.
Muy aromático, le dará además un punto de dulzor a tus elaboraciones para que no tengas que echar tanto azúcar, así que son todo ventajas. Aparte de para repostería sirve para engrasar, hornear e incluso freír, ya que conserva sus propiedades incluso a altas temperaturas. Aunque posee un gran porcentaje de grasas saturadas, no todas son perjudiciales, así que el mismo Carlos Ríos, propulsor del “Real fooding”, autoriza su uso para cocinar postres.
El resto de alternativas nos la proporciona la cocina tradicional, teniendo que hacer algo más de caso a nuestros mayores. Y ahí, hay que decir, que también promocionamos los productos de la tierra, pudiendo utilizar el aceite de oliva también en repostería. Puede que estés pensando si no le dará un sabor demasiado fuerte a tus recetas, pero todo depende del tipo que se escoja.
Si se opta por un virgen extra suave, mejor de cosecha tardía, le dará a tus bizcochos y galletas una textura ligera además de más brillante. Quedarán más esponjosos y con un sabor sútil, sin perderse el resto de ingredientes. Otra ventaja es que conteniendo vitamina E, mantendrá la frescura de los productos horneados de forma natural.
¿Qué alimento nos queda? Por supuesto, falta por nombrar a la mantequilla. Es el ingrediente que se lleva usando toda la vida para sustituir el aceite de girasol en repostería. Si bien no conviene abusar de ella, por ser rica en grasas saturadas y calorías, no hay ningún problema en tomarla ocasionalmente. De hecho, también nos puede aportar distintas propiedades, como vitaminas (A, D o E), minerales y ácidos como el Omega 3. En otros países como Francia, es más popular incluso que el aceite.
¿Y para salado? Aceites que seguro no conocías
Hablando de alternativas al aceite de girasol, no podíamos dejar de mencionar los recursos que pueden hacer de perfectos sustitutos para otros usos. Quizás el uso más común que se le ha dado siempre al ahora reclamado producto es el de freír, ya que el aceite de oliva, la mejor opción para preparar fritos, es más caro. Si por este motivo siempre te decantabas por el de girasol, te interesará conocer que también puedes emplear el aceite de orujo (un derivado algo más barato), el citado aceite de coco, o bien pasarte a las famosas freidoras de aire (que solo necesitan una cucharada de aceite para funcionar).
En caso de que lo utilizaras para elaboraciones crudas, como aderezos o cremas, también puedes atreverte a descubrir las bondades del aceite de sésamo, de uso frecuente en muchas regiones de Asia. Entre sus beneficios se encuentran sus propiedades antiinflamatorias, además de ser una fuente de vitamina E y calcio y, por ende, mejorar la salud cardiovascular.
Ya que tiene un sabor más fuerte que el de girasol, conviene no excederse a la hora de incluirlo en nuestras recetas. Una última alternativa es el aceite de aguacate, aunque los expertos aconsejan no tomar más de una cuchara al día. Si no se excede de esta cantidad, puede ayudar a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos. Con todas estas alternativas, ¿cuál te apetece probar primero?
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