El síndrome del trabajador quemado o ‘burnout’ hace referencia a un estado físico y mental que afecta a millones de trabajadores. Tal como define el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), es “una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización”.
Hay que destacar que, ya en 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoció como un riesgo laboral. Y se trata de un proceso por el que, de forma progresiva, el trabajador va perdiendo interés por sus tareas y desarrollando una reacción psicológica negativa hacia su puesto de trabajo.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de ‘burnout’?
Los síntomas del trabajador quemado, o síndrome de ‘burnout’, no solo se manifiestan en la vida laboral, sino que acaba afectando al ámbito personal en la mayoría de los casos. La principal alarma es el estrés, pero manifestado de forma negativa. A este se le une, principalmente, agotamiento, apatía y reducción de la eficacia.
Estos son los síntomas asociados al síndrome del trabajador quemado:
- Insomnio.
- Fatiga crónica.
- Cambios en la alimentación.
- Aumento de peso o pérdida del apetito.
- Dolores de cabeza.
- Dolores musculares.
- Problemas gastrointestinales
- Ansiedad.
- Depresión.
- Irritabilidad.
- Cambio de actitud (desapego, indiferencia, trato más seco o brusco…).
- Bajada en la productividad laboral.
- Desmotivación.
- Ausencia de sentirse realizado en el trabajo.
- Despersonalización.
- Baja autoestima.
Conviene señalar que este síndrome se puede desarrollar al mismo tiempo que un cuadro de ansiedad o una depresión, pues comparten algunos síntomas. Dependiendo de la gravedad en que se manifiesten los mismos, se podría recibir una baja laboral por síndrome del trabajador quemado.
De hecho, según el portal especializado Campmany Abogados, a partir de los seis meses desde que se diagnostica la enfermedad, si después de recibir terapia o fármacos no se mejora, este síndrome se podría considerar incapacitante. De ese modo, se podría conseguir una pensión de incapacidad permanente.
Causas: ¿qué provoca el síndrome de ‘burnout’?
El motivo, principalmente, es el estrés laboral. Suele estar provocado por una sobrecarga del empleado y sus consecuencias pueden ser realmente graves, con daños tanto psicológicos como físicos. Puede comenzar por una pérdida de interés del trabajador hacia sus tareas diarias, pero no es la única manifestación que puede indicar que se está sufriendo el también llamado síndrome de estar quemado, siempre en referencia al ámbito laboral.
Tal como recoge la Universidad de Zaragoza, estas serían las principales causas:
- Jornada laboral excesiva
- Monotonía en el trabajo
- Demasiadas responsabilidades
- Pocos incentivos o remuneración en relación al trabajo a desempeñar
- Clima laboral negativo
- Mala comunicación
- Acoso laboral
- Falta de autonomía
- Sobrecarga de funciones
- Precarización laboral
A quien afecta más el síndrome del trabajador quemado
El síndrome de estar quemado en el trabajo se manifiesta especialmente en las personas que han escogido su profesión de manera vocacional. Es el caso, por ejemplo, de profesores o sanitarios. También aparece con mucha frecuencia en aquellos empleos relacionados con la atención de personas (médicos, enfermeros, cuidadores o funcionarios de prisiones) o de atención al público.
No obstante, puede darse en cualquier ocupación, ya que existe un alto riesgo de padecerlo cuando hay grandes diferencia entre las expectativas laborales del trabajador y la realidad que se encuentra día a día, o si existe un ambiente laboral con tensión o con relaciones laborales conflictivas.
Cómo superar el síndrome de estar quemado
El primer paso es identificarlo. Después, modificar las condiciones y hábitos en el trabajo, por lo que en casos de exposición prolongada se podría necesitar una reubicación en la plantilla. Al mismo tiempo, habrá que recibir apoyo psicológico, terapia o, incluso, la receta de medicamentos (siempre por orden y supervisión médica).

