La Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que los trabajadores se verán obligados a aceptar empleos de peor calidad en 2023 a causa de la desaceleración económica esperada para este año a causa, entre otros, de la crisis de la pandemia de la COVID-19, la inflación o la guerra en Ucrania. De esta manera, el contexto empujará a asumir puestos de trabajo "mal pagados y carentes de seguridad laboral y protección social".
Es una de las conclusiones generales y subrayadas en rojo del informe 'Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: tendencias 2023' que ha publicado la organización, y en el que se incide en que la brecha provocada por las desigualdades sociales y económicas que aumentó la llegada del nuevo coronavirus y sus consecuencias se hará aún más notable.
El empleo crecerá ínfimamente en 2023
La nula o casi inapreciable crecida de los niveles de empleo globales tampoco constituirá la cara de la moneda. Al respecto, se espera que crezca en torno al 1%. En España llegará al 3%. Ni la mitad que el registrado el pasado año. Lo que sí aumentará será el desempleo. Los tres millones de personas que se prevé que se unan a la cola del paro mundial aumentarán la cifra total hasta los 208 millones de desempleados. Buena parte de culpa de ello la tendrá la “escasa oferta” existente en países de altos ingresos.
"El menor ritmo de aumento del empleo a escala mundial significa que las pérdidas ocasionadas durante la crisis del COVID-19 probablemente no se compensen antes de 2025", explicó Richard Samans, director del departamento de investigaciones de la OIT y coordinador del estudio.
La pérdida de poder adquisitivo alimenta el nivel de pobreza
El incremento generalizado de los costes de bienes y servicios fundamentales para la vida, personificado en récords históricos en los combustibles o en la electricidad, unido al menor crecimiento de los salarios nominales (lo que recibe el trabajador tras restarle retenciones y deducciones), eleva el riesgo de que un mayor número de personas caigan en situación de pobreza.
Los más vulnerables, en este sentido, serán las mujeres y los jóvenes. Aquellos colectivos cuya situación ya es de por sí precaria. La cuota femenina en el mercado laboral se sitúa actualmente, según la propia OIT, en el 47,4%, frente al 72,3% de los hombres.
Por su parte, comparados con los adultos, la tasa de paro de los jóvenes es tres veces mayor: un 23,5% de personas de entre 15 y 24 años que ni trabaja, ni estudia, ni participa en programas de formación. Los etiquetados hace años como los ninis (ni estudian – ni trabajan).
"Ha surgido en todo el mundo un entorno de elevada y persistente incertidumbre, que contrae la inversión empresarial, especialmente de las pequeñas y medianas empresas, erosiona los salarios reales y empuja a los trabajadores de nuevo al empleo informal", ha concluido la OIT en su informe.
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