La reforma laboral no impide que continúe cayendo la duración de los contratos

Los datos del SEPE confirman que la tendencia de la duración media de los contratos decreció, de media, tres días. Un 5% menos respecto al año anterior. Preocupa la temporalidad en el sector público.

Oficina de empleo del SEPE
Sigue disminuyendo la duración de los contratos EFE
Javier Martín

Temporalidad y parcialidad son los dos campos de batalla que continúa teniendo el panorama laboral español, tras el gran cambio sufrido hace un año y medio. La reforma laboral que puso en marcha Yolanda Díaz, ahora ministra de Trabajo en funciones, en coordinación con los sindicatos y las organizaciones empresariales, generalizó el contrato indefinido fijo-discontinuo como una opción para sustituir al contrato temporal, al de obra y servicio y para combatir la temporalidad, que afecta a más del 20% de los trabajadores en España.

Sin embargo, esta medida ha tenido un efecto no deseado: el aumento del uso de este tipo de contrato respecto al conjunto de los firmados ha provocado una caída generalizada de la duración media de todos los contratos. Según los datos del Ministerio de Trabajo, esta cifra se desplomó hasta 49 días en 2022, su nivel más bajo desde 2006, cuando se situaba en 51 días. 

"Estamos de acuerdo en algunos aspectos de la reforma laboral como el modelo RED (ERTEs) o el fomento de la negociación colectiva para adaptar la normativa a los sectores empresariales y circunstancias de los trabajadores. Sin embargo, creemos que la gran parte del efecto positivo está en vías de agotamiento como el contrato fijo-discontinuo que ha menoscabado la flexibilidad en lugar de combatir la temporalidad tóxica", apunta Raúl Sánchez, Country Leader de Eurofirms Group, a El Economista.

Contratos con tres días menos de duración

Los datos más recientes, proporcionados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y la Empresa de Trabajo Temporal (ETT), Eurofirms Group, indican una reducción promedio de tres días en la duración de todos los contratos. Esta caída, aunque menos pronunciada que la registrada en 2022, sigue siendo significativa. Durante ese año, la duración media de los contratos se desplomó hasta 49 días, marcando su nivel más bajo desde 2006. En 2023, la tendencia apunta a una duración media de 46 días, lo que representa una disminución del 5% en comparación con el año anterior.

A pesar del aumento en el empleo indefinido, la temporalidad sigue siendo un problema persistente en el mercado laboral español (17,3%), especialmente en el sector público, donde supera el 30%, en contraste con el sector privado, que tiene una tasa del 13.7% Mientras que el empleo temporal indefinido ha crecido en 1.314.100 personas, el temporal ha disminuido en 764.300.

Mayor división de la carga de trabajo

Además, se observa un fenómeno preocupante en cuanto a la parcialidad en las horas trabajadas. Aunque el número de horas trabajadas ha recuperado los niveles previos a la pandemia, esto se ha logrado mediante la distribución del trabajo entre un mayor número de empleados. Esto podría deberse a la flexibilidad laboral o a la incapacidad del mercado para generar más puestos de trabajo a tiempo completo. El 60% de los indefinidos contratados en mayo no llegan a la semana laboral de 40 horas. Por otro lado, el 35% de toda la contratación indefinida es fija-discontinua, mientras que a tiempo completo, el 42%.

En este contexto, los empresarios se encuentran en una encrucijada. A pesar de ciertos aspectos positivos, como el aumento en el empleo indefinido, persisten desafíos significativos en términos de seguridad laboral y estabilidad en el empleo. Los expertos sugieren que se necesitan correcciones legislativas para abordar la temporalidad de manera más efectiva, quizás considerando un uso más amplio del contrato indefinido fijo-discontinuo por parte de las empresas de trabajo temporal como una posible solución.

"El contrato indefinido fijo-discontinuo ha generalizado el poner palos en las ruedas en todos los supuestos de flexibilidad en lugar de poner el foco en combatir la temporalidad tóxica derivada en una parte de los empleadores privados y públicos, que requería de otras medidas para ser eficaz", concluye, apuntando a la relativa seguridad del término o concepto del contrato indefinido.

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