El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Una reivindicación que, cada vez con más fuerza, también se está haciendo en los entornos de trabajo. El Consejo de Empleo y Políticas Sociales de la Unión Europea (EPSCO), se reunió ayer lunes para aprobar las primeras conclusiones que relacionan la salud mental y el trabajo, poniendo especialmente el acento en la precariedad laboral.
“Es una temática que hemos trabajado ya en España con una comisión de expertos y que ahora llevamos a Europa”, explicó en la reunión la vicepresidenta y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, manifestando que, “de ningún modo podemos permitir que el mercado laboral sea fuente de malestar psicológico. El trabajo decente y con derechos que defendemos es la antítesis de la precariedad laboral”.
En estas conclusiones, se lanzaron una serie de propuestas para los Estados miembros, como son promover políticas de empleo de calidad que combatan la precariedad laboral; apoyar la investigación sobre salud mental en el trabajo con un enfoque preventivo; e impulsar sistemas de vigilancia de la salud mental en las empresas. Del mismo modo, también instaron a los autónomos y pequeñas y medianas empresas (PYME) a cuidar la prevención de los riesgos psicosociales en el trabajo.
El mensaje, como aseguró Díaz, es muy claro: “la salud mental, que no es, sino tener vidas vivibles, debe de ser un derecho de todas las personas trabajadoras en Europa, no el privilegio de unos pocos”. Pero, ¿cuál es la radiografía de la salud mental en España?
Los riesgos psicosociales, presentes en el día a día de los trabajadores
Desde UGT reivindican que las personas trabajadoras están sufriendo las consecuencias de una “deficiente gestión de los riesgos psicosociales en sus puestos de trabajo”. El sindicato explica que las condiciones laborales tienen influencia sobre la salud mental de los empleados, no siendo casualidad que la primera causa de muerte en accidente de trabajo, durante la jornada laboral en España en 2021, fueran los infartos y derrames cerebrales, patologías que pueden estar relacionadas con la exposición a riesgos psicosociales de origen laboral.
Los factores de riesgos psicosociales están presentes en el día a día de la población trabajadora de España. Según datos de UGT, publicados el año pasado, el 32% de la población ocupada consideraba que estaba expuesta a presiones de tiempo o sobrecarga de trabajo, seguido del trato difícil con clientes, pacientes, alumnos, con un 16,3%. Una situación que se producía más en mujeres. El tercer riesgo más pronunciado es la inseguridad laboral, con un 14,2%.
No constante, de todos ellos, el primero, las presiones o la sobrecarga de trabajo, fue el más elegido de todos los encuestados, coincidiendo en que es el que mayores efectos negativos provoca en su bienestar mental, según la mitad de los trabajadores que participaron en la encuesta.
El pasado año, Infojobs, en un informe sobre Abandono del Empleo, alertaba que el 32% de los trabajadores que se planteaba dejar su puesto de trabajo lo hacía por salud mental, siendo la principal causa de abandono. Trabajar en un ambiente tóxico o con altos niveles de estrés también fueron detectados como factores que perjudicaban la salud mental e impedían trabajar de forma productiva, ganando peso este 2023.
Las patologías de riesgos psicosociales como enfermedades profesionales, una asignatura pendiente
Desde UGT, también indicen en que las patologías que padecen las personas trabajadoras derivadas de la incorrecta gestión de los riesgos psicosociales de origen laboral, apenas se reconocen en España como contingencia de origen profesional. El Cuadro de enfermedades profesionales, recogido en el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, no incluye ninguna y el reconocimiento de estas patologías como accidente de trabajo es “residual”.
Al contrario, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ya incluyó en el año 2010 los trastornos mentales y del comportamiento en su Lista de enfermedades profesionales. La Organización Mundial de la Salud también incluyó el síndrome del trabajador quemado o en la Clasificación Internacional de Enfermedades como un problema asociado al empleo o al desempleo.
En este sentido, destaca que la baja laboral por ansiedad es la segunda Incapacidad Temporal más frecuente en España. No obstante, como norma general, la Seguridad Social suele remitir este tipo de baja médica por contingencias comunes (y no profesionales). Aunque sí hay precedentes, como la sentencia n.º 5 de Madrid, en mayo de 2022, que reconoció como accidente laboral una baja por salud mental de un trabajador que había sufrido un episodio de ansiedad provocado por su ritmo de trabajo.
Entrando en las patologías psicosociales más recurrentes, destaca el síndrome del impostor, que ocurre cuando la persona trabajadora se siente incapaz de internalizar sus logros y sufre un miedo persistente a ser descubiertos como un fraude. Infojobs analizó este fenómeno e identificó que las mujeres eran las que más lo sufrían. Estas se identificaban con la mayoría de sensaciones asociadas al mismo: el 47% aseguraba haber tenido ansiedad aboral debido a la carga de trabajo o a la presión, frente al 36% de los hombres.
Asimismo, el 48% de las mujeres trabajadoras aseguraba que había sentido alguna vez la necesidad de seguir estudiando o preparándose para ejercer su profesión, algo que solo habían experimentado el 38% de los hombres. Otros fenómenos frecuentes era haber sentido frustración al realizar un trabajo o dudar de sus propias capacidades para desempeñar ciertas tareas, sensaciones que también experimentaban más las mujeres.
El 64% de los directivos se preocupa por la salud mental de sus trabajadores
En contraposición, el ‘IV Barómetro LHH Executive sobre Liderazgo Directivo en España (III): Igualdad de género, sostenibilidad y salud mental’, recoge que el 64% de los directivos de empresa están preocupados por la salud mental de sus trabajadores, produciéndose un aumento de 9 puntos respecto a julio de 2022 (55%). Un 36%, no estaría preocupado por este tema.
En este sentido, también destaca que las mujeres directivas son las que más se preocupan por este aspecto, así como aquellos directivos de empresas de más de 1.000 empleados. Sobre su propia salud mental, la mitad asegura tener altibajos, sufriendo estrés y ansiedad en los picos de trabajo (50%), que aumenta 14 puntos, mientras que el 39% asegura disfrutar de buena salud.
Estos, como los trabajadores asalariados, también identifican la sobrecarga de trabajo como el primer factor (61%), seguido de la falta de conciliación (53%), el entorno de trabajo conflictivo (49%) y la no desconexión (45%). En menor medida, se identifica la falta de reconocimiento (33% y la falta de promoción (25%) y otros aspectos (6%).
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