Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres tendrá cáncer a lo largo de su vida. Es el problema sociosanitario más importante del mundo y hoy, 4 de febrero, Día Mundial Contra el Cáncer, se debe hablar de la otra ‘factura’ de los pacientes oncológicos: la falta de adaptabilidad de los puestos de trabajo, la dificultad de reincorporarse a la vida laboral y la pérdida de poder adquisitivo vinculada a la enfermedad.
Sobre todo teniendo en cuenta los pronósticos: según el Observatorio del Cáncer de la Asociación Contra el Cáncer (AECC), 21,6 millones de personas de todo el mundo serán diagnosticadas de algún tipo de cáncer. Solo en España habrá 330.000 nuevos casos, es decir, habrá un diagnóstico cada 1,8 minutos. Así lo detallan en un informe en el que sostienen que el cáncer se va a convertir en una prioridad en la agenda social y política de los países.
Por un lado, para superar el 70% de supervivencia en cáncer en 2030, pero también para abordar otro gran reto: resolver las necesidades no cubiertas tanto de los pacientes, como de los supervivientes de cáncer. Una labor para la que hacen un llamamiento a todos los actores sociales, con el objetivo de “aliviar o reducir el impacto que tiene el cáncer en la vida laboral de las personas diagnosticadas, sus familiares y las empresas”.
Problemas laborales durante el diagnóstico
Según los estudios del Observatorio del Cáncer, el 37,4% de la población diagnosticada de cáncer en 2023 en España se encuentra en edad laboral, por lo que son susceptibles de sufrir algún tipo de impacto laboral a causa de la enfermedad. En este sentido, el 28,4% de los pacientes oncológicos afirma haber perdido o dejado el trabajo después de la enfermedad y un 3% ha tenido que cambiar de trabajo a consecuencia de esta.
Los principales problemas que recoge AECC tras el diagnóstico son la dificultad para cumplir horarios y mantener el ritmo de trabajo, la estigmatización del cáncer en responsables y compañeros, la toma de decisiones en la comunicación del diagnóstico a la empresa, la falta de información sobre derechos laborales y el impacto emocional.
Pero, además, el diagnóstico también tiene un impacto económico si la persona con cáncer tiene que darse de baja (incapacidad temporal), ya que se expone a una reducción de su nómina de hasta un 25%, según la normativa actual. Esta situación, unida al incremento de gastos, hace que muchos pacientes pasen a estar en una situación económica vulnerable.
También hay consecuencias para los familiares y allegados del paciente, destacado las grandes dificultades que existen para conciliar. La asociación revela que un 6,8% de cuidadores han perdido o dejado el trabajo por la enfermedad (sin contar bajas laborales) y un 2,2% de ellos se han visto obligados a cambiar de trabajo por causa de la enfermedad.
Problemas laborales en el resto de fases del cáncer
La Asociación Española Contra el Cáncer también ha detallado el resto de problemas laborales a los que se enfrentan los pacientes oncológicos después del diagnóstico, siendo distintos dependiendo de la fase del cáncer que se esté atravesando:
Tratamiento activo
- Efectos secundarios de los tratamientos, ingresos hospitalarios y asistencia recurrente a citas médicas que dificultan o imposibilitan desarrollar la actividad laboral.
- Posible disminución de ingresos a causa de la incapacidad temporal (la baja laboral).
- Falta de información sobre derechos y recursos.
- Distrés emocional y posible sintomatología ansioso-depresiva derivada del proceso de enfermedad y tratamiento.
- Posibles alteraciones en la imagen corporal y autoestima que puedan interferir en el ámbito laboral.
Fase de supervivencia
El riesgo de estar en desempleo aumenta un 34% en los supervivientes de cáncer, respecto al resto de la población. Estos son otros problemas con los que se ven obligados lidiar tras el tratamiento:
- Largo periodo de inactividad en el caso de ausencia laboral.
- Secuelas transitorias o crónicas, psíquicas o físicas, de mayor o menor grado, u otras limitaciones que dificultan la reincorporación inmediata o impiden retomar las funciones habituales.
- Miedo a la recaída o recurrencia de la enfermedad y a la adaptación a una nueva realidad distinta a la anterior. Nueva identidad. Cambio en las prioridades vitales.
- Dificultades para la adaptación del puesto de trabajo.
- Necesidad de búsqueda de un nuevo empleo en el caso de despido, que no sea posible la reincorporación al puesto que tenía, o en el caso de las personas que ya esan desempleadas.
- Dificultades en procesos de incapacidad permanente.
- Personas autónomas con mayores dificultades de retomar la actividad.
- Otros factores laborales que dificultan la vuelta al trabajo como jornadas laborales partidas, turnos de noche, tipo de trabajo.
- Estigmatización del cáncer en responsables y compañeros o dificultades para relacionarse con ellos.
- Paréntesis en el CV y en la carrera profesional, ante periodos largos de inactividad a causa de la enfermedad (pueden ser preguntados por ellos).
Enfermedad crónica
El cáncer, confirma la asociación, es la enfermedad crónica que mayor prevalencia de pérdida de trabajo tiene. Los pacientes crónicos de cáncer deben enfrentar, junto a los anteriores, otros problemas adicionales:
- Dificultades para la adaptación del puesto de trabajo y compatibilizar la vida laboral con la situación de enfermedad avanzada.
- Sintomatología ansioso-depresiva derivada del proceso de enfermedad avanzada y temor a la progresión de la enfermedad. Mayor percepción de amenaza de muerte.
- Nueva identidad. Cambio en las prioridades vitales.
- Falta de información sobre derechos y recursos laborales
- Dificultades en procesos de incapacidad permanente.
A la hora de abordar todos estos problemas, la responsable de las áreas de Seguridad Social e Igualdad de la CEOE, Olimpia del Águila, recalcó en un evento de la AECC celebrado el pasado 2 de enero, que la involucración de las empresas tiene un papel crucial, enfatizando la necesidad de “avanzar en la modernización y trabajo sobre nuevos riesgos” y en brindar “toda la calidez en el acompañamiento” porque “una empresa no es otra cosa que sus trabajadores”.
La directora de Promoción de la Salud y Epidemiología Laboral en el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, María Jesús Terradillos, recordó en este aspecto que “los convenios colectivos son una herramienta a través de la cual se pueden mejorar las condiciones de los trabajadores con cáncer”, siendo necesario que se aborden estas problemáticas en los mismos.
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