Los métodos de trabajo han cambiado. A la par que la sociedad, no se puede hablar de empleo en las mismas condiciones que años atrás. Los trabajadores, cada vez con mayor frecuencia, buscan conciliar la vida laboral con la personal. Es, de hecho, uno de los puntos más importantes a la hora de desarrollar la actividad profesional. Las empresas que no se pongan al día con ello, permitiendo la flexibilidad laboral, sufrirán un riesgo inminente: la fuga de talentos.
Así lo indica un estudio de Randstad Research, ‘Employer Brand Research 2021’, donde el 66% de los trabajadores españoles situaba la conciliación profesional y familiar como el segundo criterio más relevante a la hora de elegir una empresa. Para satisfacer esta demanda, que no para de crecer año tras año, las empresas deben cambiar su mentalidad para actualizar sus políticas de empleo.
Entre las nuevas medidas se encuentra el teletrabajo. Con la pandemia, se instauró esta modalidad en multitud de compañías. Ahora, pese a que la situación está controlada, los empleados se han manifestado: no quieren perder la posibilidad de trabajar en remoto. El citado informe ya en 2021 vaticinaba que era un requisito de gran importancia para más del 40% de los encuestados.
Medidas para aplicar la flexibilidad laboral
Hay dos medidas principales para garantizar la flexibilidad laboral en la empresa: poder trabajar a distancia (en teletrabajo o incluso en otro país) y adaptar el horario a las necesidades de cada empleado. De aquí se desprende un aspecto clave: la persecución de objetivos. No es tanto las horas que se trabajen, sino cómo se trabajen.
Los últimos modelos de trabajo, como la jornada laboral de 4 días, han puesto de manifiesto que no se rinde más por trabajar un mayor número de horas. Tradicionalmente, los equipos de trabajo se han gestionado buscando el cumplimiento estricto de los horarios, donde parecía que el mejor trabajador es aquel que pasaba más tiempo sentado. Sin embargo, se ha demostrado que la productividad no tiene que estar ligada rigurosamente al número de horas trabajadas.
Como explica Randstad, es más flexible y rentable apostar por la consecución de objetivos, ofreciendo mayor libertad de organización a los trabajadores. En esta línea, la flexibilidad laboral pasa por darles a los empleados mayor poder para decidir las características de su puesto de trabajo. Eso no quiere decir que, necesariamente, se vaya a trabajar menos, sino que cada empleado podrá repartirse sus tareas en función de sus necesidades. Por ejemplo, decidir el inicio y final de su jornada.
Aquí puede aparecer, por parte del empresario, el miedo al control. No saber qué está realizando el trabajador y si está cumpliendo con un mínimo de horas. Afortunadamente, la digitalización permite supervisar al equipo a la distancia. Existen numerosas herramientas digitales que permiten no solo registrar la jornada laboral de los empleados, sino también hacer un seguimiento de sus tareas.
Tipos de flexibilidad en el trabajo
Una teoría, desarrollada por Eva Rimbau Gilabert y Xavier María Triadó i Ivernse en 2006, presenta hasta cuatro tipos de flexibilidad laboral:
- Flexibilidad salarial: que el sueldo no dependa exclusivamente del puesto de trabajo. Es decir, si se es dependienta de una tienda, que ya se establezca que el sueldo es de 1.200 euros. En su lugar, se tienen en cuenta otros aspectos, como el esfuerzo o el rendimiento.
- Flexibilidad en el espacio de trabajo: que los trabajadores puedan trabajar a distancia en otros lugares que no sean las instalaciones de la empresa. En otras palabras, fomentar el teletrabajo.
- Flexibilidad funcional: que los empleados no estén encasillados en un puesto específico. Al contrario, los equipos deben diseñarse según las habilidades y capacidades de cada persona y los objetivos que se deben de cumplir.
- Flexibilidad de plantilla: actualizar la plantilla dependiendo de las circunstancias de la empresa. No solo por causas económicas, sino también considerando otras variables como puede ser el volumen del trabajo. En la misma línea, permitiría modificar las jornadas de trabajo según la producción.
Ventajas de la flexibilidad laboral
El estudio de Randstad avisa del peligro de no adoptar medidas de flexibilidad laboral en la empresa: la huida de los trabajadores. En concreto, avisan que “las compañías sin una política clara y definida referente a la conciliación corren un riesgo que potencia la fuga de talento”. Se debe practicar el llamado ‘employee centricity’, un enfoque en la gestión de equipos donde los empleados ganan más protagonismo.
Otro beneficio reside en la rentabilidad: la productividad y el rendimiento son mayores cuando las personas se encuentran bien en su puesto de trabajo. Los trabajadores que pueden conciliar vida laboral y personal son más eficaces y están más motivados. Un estudio de la Comisión Europea así lo asegura, señalando una vez más el auge del teletrabajado tras la pandemia.
En último lugar, se encontraría la reducción de costes. Es también una ventaja de la flexibilidad en el trabajo, pues las empresas necesitan menos infraestructuras y gastar menos en mantenimiento, a la vez que los empleados se ahorran los gastos de transporte y ganan tiempo al no tener que desplazarse.
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