Son muchas las personas que emigran a otros países en buscar de nuevas oportunidades laborales, mejores condiciones, y como un salario mayor, con el fin de poder ahorrar o de emprender una nueva vida. Suiza es uno de esos países dentro de Europa que permite cobrar un salario alto, para que los trabajadores puedan tener un nivel de vida cómodo en comparación con otros países europeos.
Ahora, ¿Cuánto se gana trabajando en Suiza? Y, por otro lado, ¿Es realmente rentable vivir allí? Estas son algunas de las preguntas que han respondido en un reportaje publicado por el canal Quique Vásquez en su canal de YouTube Historias de Migrantes, por el que ha viajado a Suiza para mostrar la otra cara del país más rico de Europa: la de los que lo levantan desde abajo.
“Puedes ganar 4.600 euros (4.500 francos suizos), pero entre el alquiler, el seguro médico y el transporte te quedan solo migajas para ahorrar”. Así lo resume Eduardo, un inmigrante peruano que lleva una década residiendo en Suiza y que trabaja en el sector del transporte.
Desde las calles de Ginebra hasta los viñedos del cantón de Valais, los protagonistas relatan sus vivencias sin filtros. Lo hacen con gratitud por la estabilidad que ofrece el país, pero también con crudeza al hablar de las dificultades de insertarse profesionalmente, incluso con formación y dominio del idioma.
“Solo en alquiler y seguro de vida se te van 3.000 euros y todavía no has comido”
En Suiza, el salario mínimo no está fijado a nivel nacional, ya que depende de cada cantón (es como una pequeña comunidad), pero la mayoría de sectores se rige por convenios que lo sitúan en torno a los 4.600 euros (4.500 francos) mensuales. Una cifra que llama la impresión, sobre todo si se compara con el salario mínimo interprofesional en España (1.184 euros en 2025). Ahora, así como el salario mínimo es alto, también lo es su nivel de vida en el país alpino.
“El seguro médico es obligatorio y privado, no baja de 300 o 450 francos, es decir, entre 310 y 460 euros al mes”, explica Eduardo. A eso hay que sumar el alquiler, donde un piso modesto puede rondar entre 1.030 y 1.850 euros (1.000 a 1.800 francos), dependiendo de si se vive en ciudad o zona rural. “Solo con eso ya se te van casi 3.000 euros (3.000 francos), y todavía no has comido”, ironiza.
Aun así, insiste en que se puede vivir bien, siempre que se trabaje de forma constante. “Si tienes pareja y los dos trabajan a jornada completa, uno puede cubrir los gastos y con el otro sueldo se puede ahorrar”.
“Hay trabajo, pero es difícil que te contraten”
Norma, hondureña afincada en Suiza desde hace siete años, también participa en este reportaje y explica que su historia rompe varios tópicos, ya que llegó al país con estudios universitarios en Estados Unidos y España, casada con un suizo y con el idioma francés dominado. Aun así, le costó mucho encontrar una simple pasantía. “Abrirse camino aquí es difícil, incluso con papeles y formación. Es un país muy cerrado en lo profesional”, lamenta.
Por eso, muchos inmigrantes acaban aceptando trabajos fuera de su especialidad. “Conozco ingenieros que limpian casas o trabajan en el campo”, comenta. El idioma es otra barrera. “Sin hablar francés o alemán, estás limitado a labores de baja cualificación”.
Los sectores más accesibles para los recién llegados son los servicios (hotelería, transporte, limpieza), la hostelería y la agricultura. Los sueldos, eso sí, varían según el sector y la zona. En entornos rurales, el salario puede rondar los 3.600 euros (3.500 francos), mientras que en las ciudades se acerca más a los 4.600 o 5.100 euros (4.500–5.000 francos).
“Sin formación puede ganar 15 euros la hora”
En las zonas agrícolas, como Valais, abundan los empleos temporales para campañas de vendimia o ganadería. Ludo, un suizo que trabaja en una granja familiar, detalla que los inmigrantes que llegan sin formación cobran entre 15 y 16 euros la hora (15–16 francos). Tras varios meses, pueden obtener aumentos progresivos, pero las condiciones son duras: semanas de 42 horas oficiales, con posibilidad de trabajar fines de semana si hay picos de producción.
“Muchos de los que vienen a trabajar al campo no se quedan. Llegan por unos meses, viven en las granjas y luego regresan a sus países”, explica. En algunos casos, el alojamiento está incluido, pero no siempre. “Tienes que venir con contrato, y si no tienes pasaporte europeo o permisos válidos, es casi imposible”.
¿Vale la pena emigrar a Suiza?
La respuesta es compleja. Suiza ofrece estabilidad, seguridad, servicios de calidad y salarios altos, pero también exige mucho. “Aquí no se viene a pasar el rato, se viene a trabajar”, insiste Eduardo. “Es un país precioso, pero exige esfuerzo, adaptación y mucha constancia”.
Norma confirma que “sí, se gana bien, pero no es fácil. No hay que dejarse engañar por la imagen perfecta de los Alpes y los relojes caros. La realidad del inmigrante es otra, y hay que estar preparado”.
Por eso, ambos coinciden en una recomendación que es clave y es, que si se quiere trabajar en Suiza hay que estar formado. “Ven con certificados, con idiomas, con ganas de adaptarte. Si no, te costará mucho más”, concluye Eduardo.
