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Patricia Wheatley, de 82 años, no puede jubilarse: “Gano 13 euros la hora trabajando en una tienda de barcos. No tengo muchos ahorros, pero todo saldrá bien”

Trabaja para completar sus ingresos de la Seguridad Social porque no tiene bastante dinero para mandar regalos a sus nietos y bisnietos.

Patricia Wheatley en su casa
Patricia Wheatley, de 82 años, no puede jubilarse: “Gano 13 euros la hora trabajando en una tienda de barcos. No tengo muchos ahorros, pero todo saldrá bien” |Nate Smallwood para Business Insider
Antonio Montoya
Fecha de actualización:
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Una mujer de 82 años sigue trabajando en una tienda de barcos y no puede jubilarse del todo porque necesita complementar sus ingresos de la Seguridad Social con el fin de poder tener suficiente dinero para poder enviar regalos a sus muchos nietos y bisnietos. Gana 16 dólares la hora (unos 13,7 euros) en el comercio, que está en el oeste Pensilvania y es de una amiga.

Patricia Wheatley tiene ya 82 años, su esposo falleció en el año 2.000 y afirma no tener muchos ahorros, por lo que necesita seguir trabajando para completar su paga de la Seguridad Social. A pesar de ello declara no estar preocupada en exceso por el futuro y que “todo saldrá bien”, según la entrevista que le realizó Business Insider.

“Soy una persona común y corriente. No tengo una historia fantástica. Me pregunto por mi futuro, pero no le dedico mucho tiempo, porque tengo demasiadas cosas en las que estar ocupada”, comenta con sinceridad Wheatley.

Su trayectoria comenzó dando clases de música en primaria. Ella misma recuerda. Después hizo voluntariado en un centro de desarrollo juvenil local y más tarde enseñó en una escuela secundaria hasta 1973. Al casarse al año siguiente, su vida laboral cambió por completo: “Mi trabajo se convirtió en educar a mis hijos en casa y ayudar a mi esposo en su consultorio dental.”

No retomó un empleo remunerado hasta finales de los años 90, cuando empezó a aceptar sustituciones como docente. Entonces la vida le cambió por completo de nuevo: su esposo falleció en el año 2000 y el panorama familiar se transformó. Ella lo recuerda así:

“Para entonces, mi madre, que tenía 92 años, vivía con nosotros, y mi hijo biológico mayor estaba casado. Mis hijos dos y tres estaban en la universidad, y yo tenía una hija que cursaba séptimo grado. Necesitaba hacer algo y estar cerca de casa, pero conseguir un trabajo en la música local no era fácil.”

Buscando una alternativa que la mantuviera cerca del hogar, tomó una decisión valiente a los 57 años: “Decidí que si estudiaba orientación, probablemente podría estar más cerca de la zona y tener más opciones”, recuerda. Volvió a las aulas y obtuvo una maestría.

Enseñó cuanto pudo

Ella misma dice que “el Señor dispuso que el consejero vocacional se marchara a otro trabajo”, lo que permitió que la trasladaran directamente al puesto de orientadora en un pequeño distrito escolar local, donde trabajó hasta 2014.

Al dejar ese puesto, volvió a ser sustituta durante cuatro años, pero pronto entendió que no quería más presión. Lo cuenta con humor: “Bromeando, le dije a mi amiga que iba a ir a Walmart a dar la bienvenida, pero me dijo algo así como: ‘¿Por qué no vienes a trabajar conmigo? Necesito a alguien que conteste el teléfono y haga algunos archivos’.”

Al final aceptó la oferta y ahora lleva siete años trabajando en la tienda de barcos de un amigo por 16 dólares la hora (unos 13 euros aproximadamente).

Declara que es un trabajo sencillo pero que le da la vida: “Una vez que me acostumbré, mi trabajo principal era contestar el teléfono. Como siempre he tenido un trabajo que implica tratar con gente, no tuve ningún problema.”

No existía un sistema de archivo decente, así que se encargó de poner orden. Incluso obtuvo su licencia de notario “para poder ayudar”.

Ahora trabaja por 16 dólares la hora

Cuando contrataron a otra mujer para diseñar un nuevo sistema, admite: “Mi trabajo de archivador se fue al traste. Al principio me costó adaptarme, pero resulta que ella lo ha hecho muy bien y tiene un buen sistema. Es muy organizada y he aprendido mucho observándola.”

Fuera de eso, hace lo que le toque. “Si hay que aspirar las alfombras, lo hago. Si el teléfono no para de sonar, contesto llamadas todo el día. Coloco adornos navideños para el 4 de julio y gano 16 dólares la hora en este trabajo”, afirma.

“Me gusta el hecho de que el trabajo me ha mantenido pensando, tomando decisiones y aprendiendo cosas nuevas.”

Nunca supo administrar bien el dinero

No fue una derrochadora, pero reconoce que podría haber aprovechado mejor sus recursos, sobre todo en inversiones. Aun así, logró algo que considera casi imposible: “Alguien en mi posición jamás debería haber podido comprar la casa que compré. Pero la tengo y la pagué.”

Recuerda perfectamente lo que le dijo el agente hipotecario: “‘No tengo ni idea de qué clase de relación tienes con Dios, pero Él te ha dado un trato que nadie debería tener en este momento’.”

Ahora solo mantiene un pago de auto y tuvo que cambiar el seguro cuando le subió demasiado. Aunque terminó de pagar su casa, admite: “Me tomó un poco desprevenido mi primer pago del seguro de propiedad y los impuestos.”

Sobre la jubilación, no se engaña: “Solo llevo 19 años en el sector educativo, así que no recibo una cantidad increíble de Seguridad Social cada mes. Pero sí recibo lo suficiente para pagar todas mis cuentas”, declara. Eso sí, ajustando algunas cosas hasta que todo se estabilice.

Patricia Wheatley trabajando en la tienda
Patricia Wheatley trabajando en al tienda de su amiga | Nate Smallwood para BI

Su salud, sus hábitos y la tentación de internet

“Tuve un pequeño contratiempo con mi salud hace unos años, pero encontré un naturópata que me ayudó a desarrollar un patrón de alimentación y un estilo de vida que me mantiene proactivo con mi salud”, recuerda.

Aprecia especialmente cómo los hábitos ayudan a no perder el control en la vida diaria, porque según declara “a esta edad, los patrones se convierten en hábitos importantes, así que no estás siempre buscando las llaves del coche ni perdiendo el teléfono.”

También ha tenido que aprender a contenerse con las compras online: “Cuando pasas tiempo frente a la computadora, te obsesionas con comprar muchas cosas más baratas y luego descubres que estás comprando cosas que no necesitas. Tienes que evaluar de vez en cuando.”

Y, pese a todo, afirma con tranquilidad: “Soy solvente y puedo seguir siendo solvente.”

Tiene 26 nietos y 11 bisnietos a los que regalar

Su gran debilidad económica son los regalos que tiene que hacer cada años, ya que tiene 26 nietos y 11 bisnietos. “Me gusta dar regalos en los cumpleaños y en Navidad. No son regalos grandes, pero cuando tienes tantos… son muchos regalos”, afirma. Por eso le gusta tener dinero extra.

Además, recibe visitas de familiares, cultiva un huerto con la ayuda de sus hijos y participa activamente en su iglesia, especialmente en el estudio bíblico. Como dice ella: “No tengo mucho tiempo libre.

Y, sobre el futuro, mantiene una fe tranquila: “Le pido al Señor que me permita vender mi casa en algún momento, si llega el momento de no poder quedarme.” Mientras tanto, se siente firme: “Ahora mismo me siento estable, y parte de esa estabilidad es este trabajo extra que complementa la Seguridad Social y la jubilación que recibo.”