Hacer un testamento cuando llegas al final de la vida es la única forma de asegurarte de que tu patrimonio se reparte tal y como tú deseas y que no acabe en manos no previstas. Sin embargo, la mayoría de los españoles desconoce las implicaciones reales de cada cláusula y, en muchos casos, ni siquiera conocen la existencia de mecanismos para proteger los bienes familiares.
Por ello, en este caso, si vives en pareja o estás casado y no tienes hijos, un simple descuido a la hora de hacer testamento puede provocar que toda tu herencia familiar acabe en la familia de tu cónyuge. Así lo advierte María Cristina Clemente, notaria y miembro del equipo de ‘NotariaBuendía’, en un vídeo publicado en sus redes sociales. “Todos tus bienes pueden acabar en la familia de tu pareja, incluso los que heredaste de tus padres, si no tomas precauciones”.
El error de nombrar heredero a tu pareja
El error más frecuente, según explica, es que las parejas sin descendencia que, por rutina o desconocimiento, se nombran herederos el uno al otro, están convencidos de que así protegen sus bienes. Lo que muchos ignoran es que, en estos casos, el cónyuge que sobrevive no solo recibe el patrimonio común, sino también los bienes de su pareja, heredados de sus propios padres.
Sin embargo, cuando fallece el segundo miembro, ese patrimonio termina, por ley, en la familia del último en morir. Es decir, los familiares de tu pareja serían quienes recibirán tus bienes.
Qué hacer si no quieres que tu patrimonio termine en manos de los familiares de tu pareja
Ante ello, existen dos posibilidades “si queréis que esos bienes heredados permanezcan en vuestras respectivas familias”, explica Clemente.
La primera opción es dejar esos bienes heredados directamente a los familiares que desees (hermanos o sobrinos, por ejemplo) en el testamento. Y la segunda consiste en dejar esos bienes a tu cónyuge, pero con la previsión de que, cuando él fallezca, pasen automáticamente a los familiares que tú elijas.
“Puedes hacerlo de dos formas, con la obligación del viudo de conservar los bienes en favor de los beneficiarios finales o con la posibilidad de venderlos solo en caso de necesidad. Es lo que se llama la sustitución fideicomisaria”.
De esta forma, esto permitirá a quien hereda poder disfrutar del patrimonio mientras viva, pero a su vez se garantiza que esos bienes no salgan de la familia que el testador elija cuando este fallezca.
