El salario medio en España crecerá un 3,5 % en 2026, el mismo porcentaje que en 2025, según la encuesta de remuneración de la consultora Mercer, que analiza más de 4.800 puestos en 700 compañías de más de cien empleados. Esto significa que nuestro país seguirá teniendo un salario medio menor que la media europea. Aunque la mayoría de empresas seguirá aplicando subidas, el porcentaje será ligeramente inferior al de este año: un 97 % frente al 100 % de 2025.
Los factores determinantes de los incrementos seguirán siendo el rendimiento individual, la banda salarial, la inflación y la competitividad en el mercado laboral. El alza prevista se mantiene por encima de la referencia marcada en el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), que fijaba aumentos del 3 % para 2024 y 2025, con posibilidad de sumar un 1 % adicional si los precios crecían más deprisa. Este pacto marco, que expira este año, deberá renovarse de cara a 2026, en un contexto en el que los sindicatos UGT y CCOO reclaman que los futuros incrementos refuercen los salarios medios y bajos, teniendo en cuenta no solo la inflación, sino también los márgenes empresariales.
La negociación con la patronal aún no ha comenzado. Desde la CEOE existen reservas, y algunas voces piden que se aborden cuestiones como el absentismo. Paralelamente, el Gobierno ha abierto el debate sobre la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) para 2026, ahora situado en 1.184 euros brutos mensuales.
El estudio de Mercer también detecta un crecimiento en la oferta de beneficios flexibles: el 46,3 % de las empresas los incluye ya en sus paquetes retributivos, frente al 42,5 % de 2024. Los más comunes son el seguro de salud (79,3 %), los vales de transporte (69,5 %) y la financiación de estudios superiores (70 %). En cambio, los seguros de vida retroceden ligeramente y los incentivos a largo plazo, como las opciones sobre acciones, pierden peso, al pasar del 54 % en 2024 al 47,6 % en 2025.
La inminente entrada en vigor de la directiva europea de transparencia salarial, prevista para el 7 de junio de 2026, está impulsando a las compañías a rediseñar sus políticas retributivas. Ocho de cada diez ya aplican sistemas formales de valoración de puestos y casi todas mantienen incentivos a corto plazo como los bonus (96 %). “Las empresas están priorizando medidas que reduzcan la brecha salarial de género y hagan la retribución más transparente, al tiempo que controlan los costes a corto plazo de cara a la adaptación a la nueva normativa”, señala Mercer.
En un escenario de salarios en máximos históricos (el sueldo bruto medio alcanzó los 27.558 euros anuales en 2024, el nivel más alto desde que existen registros), la clave de los próximos meses será la capacidad de los agentes sociales para acordar un nuevo marco de negociación colectiva que defina el rumbo de las retribuciones en un contexto de inflación moderada pero con crecientes tensiones sobre el poder adquisitivo.
