El debate sobre cuánto cuesta realmente un trabajador a una empresa y qué parte de ese coste acaba en manos del Estado lleva años generando controversia en España. En este contexto, el empresario José Elías cuestionó el actual sistema de cotizaciones y la falta de conciencia, a su juicio, sobre el verdadero coste del empleo entre los trabajadores.
En un video publicado a través de sus redes sociales, el empresario multimillonario, sostiene que existe una gran diferencia entre lo que un trabajador ve reflejado en su nómina (salario neto) y lo que la empresa paga realmente por él (salario bruto). En sus palabras, “una persona que cobra 1.500 euros le cuesta a la empresa 2.600, y él es consciente de que cobra 1.500”.
Para el empresario, si el sistema cambiara y el trabajador recibiera primero el salario íntegro para después pagar directamente al Estado, la reacción sería inmediata. “Si tú le pagas la nómina íntegra a la persona y haces que la persona pague al Estado, esa persona al día siguiente monta una huelga”, explica.
La idea de pagar el salario bruto para crear conciencia fiscal entre los trabajadores
No es la primera vez que un empresario plantea esta propuesta. Hace tiempo, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, defendió una idea similar, que los trabajadores perciban su salario bruto y sean plenamente conscientes de cuánto se destina a impuestos y cotizaciones sociales. Aquella afirmación generó una fuerte polémica y numerosas críticas desde distintos ámbitos políticos y sociales.
Entre las respuestas más sonadas estuvo la del tertuliano Gonzalo Miró, que planteó un enfoque totalmente opuesto, que se informe a los empleados del beneficio real que generan para la empresa, para que puedan compararlo con su sueldo y valorar si su remuneración es justa.
Qué hay detrás de una nómina
Las palabras de José Elías ponen el foco en cómo se compone una nómina en España. El trabajador suele fijarse únicamente en el salario neto, es decir, el dinero que finalmente recibe cada mes en su cuenta. Sin embargo, antes de llegar a esa cifra, existen múltiples conceptos que se descuentan o que la empresa paga directamente al Estado.
Por un lado, del salario bruto del trabajador se retienen cantidades destinadas al IRPF y a su parte de las cotizaciones a la Seguridad Social. Por otro, la empresa asume una parte importante de las cotizaciones, vinculadas a contingencias comunes, desempleo, formación profesional, mecanismos de equidad intergeneracional, así como las derivadas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Todo ese conjunto de aportaciones eleva considerablemente el coste total del trabajador para la empresa, aunque no aparezca reflejado como dinero que percibe el empleado.
