El Banco de España aconseja al Gobierno cerrar el grifo de las ayudas económicas anticrisis desplegadas con motivo de las notables secuelas económicas y sociales de la inflación y la guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia. Estas, sin embargo, ya comenzaron a gotear con la pandemia del nuevo coronavirus, allá por marzo de 2020, en forma de ayudas a empresas y a los trabajadores, como los ERTE, que con esa inyección presupuestaria. Estos se valoran en cerca de 650.000 millones de euros en toda Europa, lo que redujo en 2,3% la inflación y aumentó en un 1,1% el PIB.
“Hemos insistido en que haya una política fiscal expansiva en el corto plazo. Pero, al mismo tiempo, hemos venido diciendo que una vez se superen estas perturbaciones, es importante diseñar un plan de consolidación fiscal ambicioso. Conviene empezar a pensar ya en el 2023 en una retirada de estímulos fiscales”, ha explicado el Director General de Economía y Estadística de la institución, Ángel Gavilán, instando en la conveniencia de poner fin al esfuerzo fiscal de los últimos años, comprometiendo la viabilidad de las arcas públicas.
Aunque se ha referido al carácter temporal para apostar en la versión oficialista del máximo organismo económico nacional por ir retirando el despliegue de ayudas económicas de forma progresiva, sí que ha recomendado mantener algunas en sectores estratégicos. A ello ayudará la llegada de los fondos económicos de recuperación ‘Next Generation’, procedentes de la Comisión Europea y que permitirán contraer la economía para reducir gastos sin que ello disminuya necesariamente el PIB.
El Banco de España avisa del problema del país con respecto al resto de Europa
Las palabras de Gavilán se produjeron durante la presentación del apartado energético del Informe Anual 2022, en el que se recogen los factores que provocaron la inflación de 1970, con tal de profundizar en las causas de esta. Los mercados europeos se vieron muy afectados por su dependencia del gas y los combustibles fósiles importados. España, como afirma el documento, es de los países que más depende energéticamente de terceros.
El BdE avisa de las pérdidas de competitividad por las ayudas económicas
El organismo valoró positivamente el escudo social anticrisis desplegado progresivamente por el Gobierno, que evitó escenarios drásticos como cortes de luz vistos en otros países norte europeos. A ello ayudaron factores coyunturales como la caída de la economía china o temperaturas invernales por encima de lo normal.
También pone el foco en las empresas que se encuentran en peligro de extinción por su eminentemente funcionamiento energético, como las siderúrgicas. Los altos costes de la energía para producir amenazan con mermar su productividad y acabar con su existencia, ya que se está empezando a apostar por producto extranjero para evitar gastar tanto en energía.
Gavilán instó a las empresas españolas a agilizar su tránsito hacia las energías verdes, un proceso costoso al principio pero con un resultado final rentable a largo plazo, reduciendo el coste energético. Aunque los riesgos están ahí, señalando como “factores de fricción” a las inversiones y los materiales necesarios para esa transición y la inflación, resultado de desincentivar los combustibles fósiles como el petróleo, de los más usados en España, que, además, es considerada uno de los países con mayor potencial de producción energética renovable, junto a Francia.
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