Los montadores de cocinas trabajan con unas jornadas laborales que pueden ser muy largas, de hasta 12 o 13 horas “si hace falta”. Aunque se trata de un oficio con buenas salidas laborales debido a la alta demanda, cada vez hay menos jóvenes que quieran emprender o postular a vacantes en el sector. Este es el punto de vista que comparten dos montadores de cocina en el podcast ‘Sector Oficios’.
Rubén, un joven empresario del sector que vive en Galicia donde gestiona junto a sus padres una empresa familiar de fábrica e instalación de cocinas, señala que muchos días “si hay que acabar a las 10 de la noche o a las 11, se acaba". Destaca que se trata de un empleo exigente pero con salarios altos. “Un buen montador de cocina autónomo puede facturar entre 2.500 y 3.000 euros al mes, o más en temporada alta”.
El precio medio de una cocina completa, señala, es de unos 18.000 euros aproximadamente incluyendo los muebles y los electrodomésticos “aunque se pagan más de 25.000 en diseños premium”. Por eso, es una profesión rentable para los que dominan el sector.
“Los jóvenes no se plantean este tipo de profesiones”
Uno de los problemas con el que se encuentran los profesionales del sector del montaje de cocinas es que no hay relevo generacional. “Falta muchísima gente, hay infinitud de chavales que estudian carreras pero no se plantean trabajar en esto”. “Un montador de cocinas puede ganar más que un ingeniero recién salido de la Universidad”.
Otro experto, Guillermo, que también participó en el podcast quiso dar un consejo a los jóvenes que deciden arrancar de cero. “Si un chico con 18 años se pone las pilas, en poco tiempo puede ser un ayudante muy válido. Tendrá trabajo y ganará dinero, porque esto ahora mismo está desbordado”. Una situación que comparte, por ejemplo, con sectores como la albañilería, donde según los profesionales, los jóvenes no quieren trabajar.
Los dos están de acuerdo en que los montadores de cocinas no pueden quedarse inmóviles ante los nuevos retos del diseño y la funcionalidad. “Es una profesión técnica, limpia y en constante evolución”. Por eso, es “perfecta para perfiles inquietos”. “No me canso porque cada cocina es diferente, y el montaje es igual que hacer un puzzle, al final, cuando ves la satisfacción del cliente, al final es gratificante”, explica el burgalés que tiene más años de experiencia que su compañero.
“La experiencia profesional se consigue viendo a los otros trabajadores”
Los dos trabajadores dan un consejo, lo mejor es empezar desde abajo, desde la base. “Para vender cocina, lo primero es ver a los demás trabajadores, yo aprendí así. Nadie me enseñó directamente. Pero si eres analítico, te implicas y tienes ganas, porque se aprende rápido”, asegura Guillermo.
A pesar de eso, el sector está atravesando por un buen momento ya que cada vez hay más demanda sobre todo de cocinas premium. “Eso supone más diseño, más integración, y eso es más trabajo para nosotros”. Pero el futuro es preocupante, “si no entra gente nueva, no vamos a poder asumir todas las peticiones”.
Los dos profesionales, coinciden en que el montaje de cocinas es “una oportunidad laboral real, estable y rentable” especialmente para los que no encuentran salida en el mercado laboral. “La única condición, es querer aprender y trabajar duro”.

