Un inquilino de una vivienda social denuncia vivir entre aguas fecales, ratas y mosquitos sin que la empresa pública haga nada: “Mi mujer está más tiempo en el hospital que en casa”

Los vecinos de un edificio de viviendas sociales denuncian humedades, plagas y malos olores desde hace meses, pero la empresa pública encargada no responde a sus quejas.

La cocina de una casa en mal estado |Envato
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Los problemas en las viviendas sociales no siempre tienen que ver con impagos o desahucios, en muchas ocasiones son los caseros los que incumplen con sus obligaciones, algunos hasta llegando a provocar situaciones insalubres para los residentes. Eso es lo que está ocurriendo en un edificio de viviendas donde varios inquilinos denuncian estar conviviendo con moho, filtraciones o plagas, por un abandono absoluto por parte de la empresa pública, responsable de su mantenimiento.

Según publicó Figaro Immobilier, las quejas se repiten desde hace meses y afectan a decenas de familias que aseguran vivir “un auténtico infierno” sin que el propietario haya tomado medidas eficaces. Uno de ellos, desesperado, lo resume con una frase que refleja el sufrimiento de muchos: “Mi mujer pasa más tiempo en el hospital que en casa”, explica, en referencia a los problemas respiratorios que sufre su esposa asmática por culpa de la humedad y el moho. 

Las imágenes del edificio han sido difundidas por la diputada Clémentine Autain (LFI) muestran pasillos con manchas negras, ratas en las escaleras y enjambres de mosquitos en las zonas comunes.

Los inquilinos pagan gastos de mantenimiento que no reciben 

Los vecinos del edificio explican que las tuberías atascadas provocan desbordamientos de aguas residuales, que los olores son insoportables y que la humedad ha dañado las paredes y techos de muchos pisos. A ello se suma la presencia constante de mosquitos y ratas, que se mueven libremente por las zonas comunes e incluso han llegado a colarse en los apartamentos.

El inmueble está gestionado por CDC Habitat, una empresa pública que administra más de 500.000 viviendas sociales en Francia. Sin embargo, los inquilinos aseguran que no reciben respuesta a sus reclamaciones y que, cuando contesta, “promete actuar, pero no hace nada”.

A las malas condiciones en las que viven los vecinos se le suman los elevados cargos por mantenimiento y servicios comunes. Varios residentes aseguran haber recibido regularizaciones anuales de hasta 6.000 euros, incluso en pisos ocupados por una sola persona. Además, denuncian que la empresa pública se niega a entregar las facturas detalladas, lo que impide comprobar el origen de esos importes.

“Pagamos por limpieza, calefacción y mantenimiento, pero nada de eso existe”, lamenta uno de los inquilinos. La diputada Clémentine Autain ha exigido a CDC Habitat transparencia en la gestión y una intervención urgente para restaurar condiciones mínimas de salubridad.

Piden que la empresa se haga responsable y les garanticen una vivienda digna 

Tras la repercusión del caso, CDC Habitat reconoció ante Figaro Immobilier la existencia de un problema en el sistema de evacuación de aguas residuales, lo que ha provocado los malos olores y la proliferación de plagas. La empresa afirma que lleva meses desplegando equipos técnicos para limpiar las zonas afectadas y que ha solicitado al ayuntamiento una revisión completa de la red de saneamiento.

En cuanto a la presencia de insectos y roedores, CDC Habitat asegura que se realizan controles periódicos, y que la última desratización y fumigación se llevó a cabo “de urgencia esta semana”, según declararon al citado medio. Sobre los casos de humedad, la empresa sostiene que solo se ha detectado uno y que ya se contactó con el inquilino para ofrecer asistencia sobre el uso de la ventilación mecánica.

Respecto a las elevadas tarifas, la entidad explicó a que las regularizaciones de 2023 y 2024 se deben al fin del escudo tarifario energético y a una subestimación de los costes de calefacción, e insistió en que ha ofrecido facilidades de pago a las familias afectadas.

Pese a las explicaciones de CDC Habitat, los inquilinos explican que todo sigue igual. Los olores persisten, los mosquitos siguen apareciendo y la humedad continúa extendiéndose por los pisos. Algunos ya han contactado con abogados, mientras otros solo esperan que alguien se haga responsable y les garantice una vivienda digna. “Pagamos como si viviéramos en un sitio normal, pero esto es inhumano”, lamenta uno de ellos. 

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