Ramón Vallés, piloto de Iberia: “Una turbulencia no echa un avión abajo ni de coña. He sufrido turbulencias muy bestias y aquí estoy”

El comandante desmonta el mayor miedo de los pasajeros cuando se suben a un avión.

Ramón Vallés, piloto de Iberia: “Una turbulencia no echa un avión abajo ni de coña. He sufrido turbulencias muy bestias y aquí estoy” |Instagram @ramonvalles1966
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El miedo a volar en avión es uno de los más extendidos entre los pasajeros, y más si se trata de un vuelo largo. La simple sacudida de una turbulencia en el avión puede provocar que perdamos los nervios imaginando episodios catastróficos. Sin embargo, la estadística y los expertos insisten en que el avión es el medio más seguro.

Así lo corrobora Ramón Vallés, comandante de Iberia, en un vídeo del podcast ‘mamiquedices’, y que ya alcanza el millón de visualizaciones. “Una turbulencia no echa un avión abajo ni de coña”, sentencia, desmontando uno de los mayores temores de los pasajeros.

Casos en los que se caería el avión

En su intervención, el comandante explica que “un avión está constituido para que vuele, y mientras conserve todas sus características aerodinámicas, el avión vuela, siempre vuela”. Por el contrario, solo la destrucción de una parte vital como son las alas (por un choque o impacto contra algo o un daño estructural extremo) podría hacer caer el avión. 

Y eso, según insiste, nada tiene que ver con la experiencia habitual de atravesar una zona de turbulencias. De hecho, no existe ningún caso en la aviación de hoy en día en el que un avión comercial se haya caído por turbulencias.

“Cuando la gente se caga con las turbulencias, es imposible que se caiga el avión. No se cae”, reitera el piloto entre risas recordando que “el avión lo aguanta todo. No os podéis imaginar lo que es capaz de aguantar un avión”.

Mensaje tranquilizador

Por eso, el mensaje del comandante es claro y directo. Quiere desmontar el mito sobre las turbulencias en los aviones para evitar que la gente sufra y sobre piense escenarios que nunca se darían, ya que las turbulencias pueden ser incómodas, pero no mortales. “He sufrido turbulencias muy bestias y aquí estoy”, asegura.

Así, en plena ola de alarmismo y vídeos virales sobre vuelos agitados, la voz del piloto actúa como antídoto contra el miedo colectivo.

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