Elon Musk, cuya brillante habilidad empresarial le ha convertido en la persona más rica del mundo según la lista Forbes y en persona del año 2021 para la prestigiosa publicación, ‘Time’, pone en valor la importancia de cultivar desde lo antes posible los sesgos cognitivos. Se trata de una especie de mecanismo mental que puede llevar a crear un molde de interpretación errónea de la realidad. El nuevo dueño de Twitter aboga por desafiar de nuevo a la mente humana, después de apostar por los coches voladores o el robot humanoide.
¿Qué son los sesgos cognitivos? También llamados prejuicios cognitivos, se trata de un efecto psicológico que acaba causando alteración en el procesamiento de la información proveniente de la realidad captada por los sentidos y que acaba provocando una distorsión, juicio errado, interpretación incoherente o ilógica, tal y como define la plataforma ‘Psicología y Mente’.
Son atajos que usa el cerebro humano para tratar de responder casi instintivamente a estímulos con rapidez y que, por ejemplo, ayudaron a nuestros antepasados a sobrevivir, pero que actualmente acaban suponiendo más consecuencias negativas que positivas. Por ello, Musk, cofundador de empresas como SpaceX o Tesla, recomienda que el ser humano sea consciente de ellos desde niño para tratar de esquivarlos o minimizarlos.
Los 50 sesgos cognitivos que Elon Musk recomienda a los niños estudiar
"Deberían enseñarse a todos a una edad temprana", escribió Musk en la que ya es a todos los efectos su red social, Twitter, acompañada de una imagen llamada ‘50 sesgos cognitivos que debes conocer para ser la mejor versión de ti’.
Una infografía creada por ‘TitleMax’ con el objetivo de "conocer esta lista de sesgos puede ayudarte a tomar decisiones más informadas y a darte cuenta de cuándo te equivocas" y que se ha encargado de recoger ‘Business Insider’:
- Error de atribución fundamental: juzgamos a los demás por su personalidad o carácter fundamental, pero nos juzgamos a nosotros mismos por la situación.
- Sesgo de autoservicio: nuestros fracasos son situacionales, pero nuestros éxitos son nuestra responsabilidad.
- Favoritismo dentro del grupo: favorecemos a las personas que pertenecen a nuestro grupo interno en contraposición a las de un grupo externo.
- Efecto Bandwagon: las ideas, modas y creencias crecen a medida que más personas las adoptan.
- Pensamiento de grupo: febido al deseo de conformidad y armonía en el grupo, tomamos decisiones irracionales, a menudo para minimizar el conflicto.
- Efecto Halo: si ves que una persona tiene un rasgo positivo, esa impresión positiva se extenderá a sus otros rasgos (también funciona para los rasgos negativos).
- Suerte moral: una mejor posición moral se debe a un resultado positivo; una peor posición moral se debe a un resultado negativo.
- Falso consenso: creemos que hay más gente de acuerdo con nosotros de lo que realmente es.
- Maldición del conocimiento: una vez que sabemos algo, asumimos que todos los demás lo saben también.
- Efecto foco: sobreestimamos la atención que la gente presta a nuestro comportamiento y apariencia.
- Heurística de la disponibilidad: nos basamos en los ejemplos inmediatos que nos vienen a la mente al hacer juicios.
- Atribución defensiva: como testigo que teme secretamente ser vulnerable a un percance grave, culparemos menos a la víctima si nos relacionamos con ella.
- Hipótesis del mundo justo: tendemos a creer que el mundo es justo; por tanto, asumimos que los actos de injusticia son merecidos.
- Realismo ingenuo: creemos que observamos la realidad objetiva y que los demás son irracionales, desinformados o parciales.
- Cinismo ingenuo: pensamos que observamos la realidad objetiva y que las otras personas tienen un sesgo egocéntrico mayor del que realmente tienen en sus intenciones/acciones.
- Efecto Forer (también conocido como efecto Barnum): atribuimos fácilmente nuestra personalidad a afirmaciones vagas, aunque puedan aplicarse a una amplia gama de personas.
- Efecto Dunning-Kruger: cuanto menos se sabe, más se confía. Cuanto más se sabe, menos se confía.
- Anclaje: nos basamos mucho en la primera información introducida a la hora de tomar decisiones.
- Sesgo de automatización: nos apoyamos en los sistemas automatizados, a veces confiando demasiado en la corrección automática de las decisiones realmente correctas.
- Efecto Google (también conocido como amnesia digital): Tendemos a olvidar la información que se puede consultar fácilmente en los motores de búsqueda.
- Reactancia: hacemos lo contrario de lo que nos dicen, especialmente cuando percibimos amenazas a las libertades personales.
- Sesgo de confirmación: tendemos a encontrar y recordar información que confirma nuestras percepciones.
- Efecto contraproducente: La refutación de pruebas tiene a veces el efecto injustificado de confirmar nuestras creencias.
- Efecto de tercera persona: creemos que los demás están más afectados por el consumo de los medios de comunicación que nosotros mismos.
- Sesgo de creencia: juzgamos la valía de un argumento no por la fuerza con la que apoya la conclusión, sino por lo plausible que es la conclusión en nuestras propias mentes.
- Cascada de disponibilidad: vinculadas a nuestra necesidad de aceptación social, las creencias colectivas adquieren mayor verosimilitud a través de la repetición pública.
- Declinismo: tendemos a idealizar el pasado y a ver el futuro de forma negativa, pensando que las sociedades/instituciones están, en general, en declive.
- Sesgo del ‘statu quo’: tendemos a preferir que las cosas sigan igual; los cambios respecto a la línea de base se consideran una pérdida.
- Falacia del coste hundido: invertimos más en cosas que nos han costado algo en lugar de alterar nuestras inversiones, incluso si nos enfrentamos a resultados negativos.
- Falacia del jugador: se tiende a pensar que las posibilidades futuras se ven afectadas por los acontecimientos pasados.
- Sesgo del riesgo cero: preferimos reducir los pequeños riesgos a cero, aunque podamos reducir más el riesgo en general con otra opción.
- Efecto de encuadre: a menudo sacamos diferentes conclusiones de la misma información dependiendo de cómo se presente.
- Estereotipos: adoptamos creencias generalizadas de que los miembros de un grupo tendrán ciertas características, a pesar de no tener información sobre el individuo.
- Sesgo de homogeneidad de los grupos externos: percibimos a los miembros de los grupos externos como homogéneos y a nuestros propios grupos internos como más diversos.
- Sesgo de autoridad: confiamos en las opiniones de las figuras de autoridad y nos dejamos influir por ellas con mayor frecuencia.
- Efecto placebo: si creemos que un tratamiento funciona, suele tener un pequeño efecto fisiológico.
- Sesgo de supervivencia: tendemos a centrarnos en las cosas que han sobrevivido a un proceso y a pasar por alto las que han fracasado.
- Taquipsiquia: nuestras percepciones del tiempo cambian en función del trauma, el consumo de drogas y el esfuerzo físico.
- Ley de la Trivialidad (también conocida como "Bike-Shedding"): damos una importancia desproporcionada a las cuestiones triviales, a menudo evitando cuestiones más complejas.
- Efecto Zeigarnik: recordamos más las tareas incompletas que las completadas.
- Efecto IKEA: Damos más valor a las cosas que hemos creado parcialmente nosotros mismos.
- Efecto Ben Franklin: nos gusta hacer favores; es más probable que hagamos otro favor a alguien si ya le hemos hecho un favor que si hemos recibido un favor de esa persona.
- Efecto espectador: cuantas más personas haya alrededor, menos probable será que ayudemos a una víctima.
- Sugestionabilidad: las personas, especialmente los niños, a veces confunden las ideas sugeridas por un interrogador con los recuerdos.
- Falsa memoria: confundimos la imaginación con los recuerdos reales.
- Criptomnesia: confundimos los recuerdos reales con la imaginación.
- Ilusión de agrupación: encontramos patrones y ‘clusters’ (grupos, conjuntos) en datos aleatorios.
- Sesgo de pesimismo: a veces se sobrestima la probabilidad de que se produzcan malos resultados.
- Sesgo de optimismo: en ocasiones somos demasiado optimistas sobre los buenos resultados.
- Sesgo de punto ciego: no creemos que tengamos un sesgo y lo vemos más en los demás que en nosotros mismos.
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